- Nadie me conoce, nadie te
conoce. Solo apodos son los que viven en este mundo – finalizó la frase de su
hermano, DongHae. Ya tenía 15 años y había asesinado a cientos, no solo por
mano propia, sino también por la mercadería de su hermano.
Su mente ya estaba completamente
perturbada, pero por alguna razón su aspecto seguía pareciendo inocente y
frágil, lo que hacía que pareciese alguien accesible, su madre a pesar de los
años no notaba nada extraño en su hijo. A pesar de intentarlo, sus compañeros
no lograban sacarle más de unas pocas palabras.
Muchas veces recibía mensajes de
su hermano mientras estaba en clase, lo cual hacía que se escapase del colegio.
Los maestros suponían que era una forma de revelarse y llamar la atención por
la muerte de su padre y el escape de su hermano, así que no decían nada, pero
para evitar que su revelación invitara a más alumnos a escaparse, lo encerraban
en el salón. Por alguna razón también, les daba miedo. A nadie le gustaba
acercase a él, mucho rumores corrían, algunos no eran ciertos, pero DongHae
estaba orgulloso de decir que la mayoría lo eran.
Sin embargo, todo cambió cuando
la nueva familia llegó al pueblo. Al principio un nuevo rumor de que otro
contrabandista había llegado al barrio llegó a los oídos de su hermano, pero
nada sucedió, por lo menos durante el primer mes. De hecho, este estuvo
demasiado tranquilo.
DongHae solo visitaba a su
hermano por compromiso, saber cómo estaba, después de todo eran familia. Al
mismo tiempo, conocía a su nuevo compañero de banco, intentado sacarle
información sobre lo que hacía su familia, y lo único que había podido
averiguar era que con el trabajo de su padre, se había mudado infinita cantidad
de veces, y que tenía una hermana mayor que estaba estudiando en la
universidad.
- ¿Pero a que se dedica tu padre?
– le preguntaba inocentemente a su compañero, cuando los encerraban durante el
receso.
- No lo sé, nunca se lo pregunté
– DongHae entrecerró los ojos y se acostó sobre el banco.
- Eres imposible – el otro solo
sonrió y siguió copiando del libro la tarea que uno de los nerds le había
pasado.
Al salir, DongHae decidió seguir
a su compañero. Era ágil y estaba acostumbrado a ello, así que decidió hacerlo.
Se dio cuenta de que EunHyuk, como él lo llamaba, era realmente despistado,
podría espiarlo delante de sus ojos, que no se daría cuenta.
Caminaron un buen rato, hasta que
llegaron al barrio de su hermano, algo que le sorprendió, nunca hubiese pensado
que su compañero vivía en un lugar como ese. También notó que nadie le prestaba
real atención al chico, solo lo miraban como si fuese una de tantas otras ratas
que andan por ahí, cuando, a pesar de que sabían quién era, a él siempre
intentaban agarrarlo y hacerle mal.
Cuando llegaron a la casa del
chico, DongHae solo sonrió y se alejó hasta su casa. Ya sabía algo más de ese
chico, solo debía ser invitado y podría investigar más de cerca su familia.
Quería saber porque todos estaban pagando bien a su hermano desde que había
llegado esa familia.
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Puede que él lo llame suerte,
como destino, pero agradeció a su maestro por enviarles un trabajo en grupos.
Por lo general DongHae lo hacía solo, puesto que nadie le ofrecía trabajar con
él, pero el nuevo no lo sabía:
- ¿Puede ser en tu casa? – dijo
EunHyuk.
- No lo creo, está repleta de
parientes. Las hermanas de mi madre se la pasan apretujándome los cachetes – se
sobó la zona infantilmente, haciendo que el otro sonriera -, ¿no puede ser la
tuya?
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