CAPITULO 6
LuHan estaba sentado en uno de los grandes sofás que había
en ese salón, solo. Se sentía extraño, observado. No le gustaba. JongIn se
había ido hacia bastante a una reunión de quien sabe que, aún no volvía, y él
quería regresar a la mansión.
Su espalda recta y las manos sobre las rodillas, la mirada
hacia el suelo, evitando un punto fijo entre la gente. Intentaba que de esa
forma nadie quisiese acercarse.
- ¿Luhan? – esa voz. Levantó la mirada para encontrarse con
uno de los chicos que solía molestarlo, hasta que lo compraron el año anterior
en la subasta, junto a otro. El rubio frunció el ceño, y dirigió la vista hacia
otro lugar, cualquiera -. ¿No me recuerdas? Soy ZiTao…
- Te recuerdo – le miró a los ojos, desafiante. El otro se
encogió de hombros. LuHan volvió a bajar la vista. Ahora ambos estaban en las
mismas condiciones, no podría reclamarle nada. ZiTao se sentó a su lado -. ¿Quiénes
están?
- No hay muchos de los nuestros. YiXing, WuFan… - hizo un
silencio en el que observó el salón -. La última vez solo fuimos dos, me sorprendió
cuando apareciste solo tú en ese escenario.
- Así que estabas allí – suspiró. Tiró su espalda hacia
atrás, intentando relajarse -. Necesito saber cómo está todo fuera, pasó un día
y quiero volverme loco… ¿qué hay de JongDae? – Tao bajó la vista triste.
- Luego de causar un desorden lo enviaron a la guardia,
nunca más lo volvimos a ver – fijó la vista en un lugar de la pista de baile -.
Cada año traen menos. Esta vez fue uno de cada zona.
LuHan asintió.
El pueblo no era solo uno. Alrededor de una ciudad, que era
la principal, donde vivían todos aquellos que pudieran pagar lo suficiente como
para hacerlo, había cuatro zonas. En la época de su padre cada año se llevaban
entre diez y doce chicos, desde entonces había disminuido la cantidad hasta ese
año llegar a uno.
- LuHan – la voz de Tao lo sacó de su ensoñación -. Realmente
lamento todo lo que sucedió antes – el chico solo le sonrió para indicar que
todo estaba bien.
- Yo… tengo una pregunta – dudó unos minutos antes de
hacerla -. ¿Cuántos realmente llegan a aparecer en este tipo de fiestas?
- No muchos… - Tao observó alrededor antes de contestar -. Por
lo general son comprados para las tareas del hogar, muchos son pedidos por el
gobierno para formar parte de la guardia… los más “presentables” somos elegidos
para representar a las familias que nos compraron. Aunque a veces… no lo sé,
pienso que algunos están para “satisfacer” a sus dueños – LuHan se ruborizó.
- ¿Siempre?
- No, es solo una teoría mía. Quiero decir… todos son
hombres, tienen sus necesidades, y son demasiado ricos como para…
- ¡Está bien…! Ya entendí – el rostro de LuHan no podía estar
más rojo de lo que ya estaba. Una sombra
se posó delante de ambos, al levantar la vista se encontraron con un chico bajito,
con una hermosa sonrisa, de piel extremadamente pálida.
- JoonMuyn hyung…
- Nos vamos, Tao – su voz era también suave. LuHan no pudo
quitar sus ojos de él, quizás con un poco de miedo, porque por más inocentes
que se vieran todos en ese lugar sabía que una trampa debían tener.
JongIn volvió con él
unos minutos después. No parecía feliz, pero gracias a ello regresaron a
la mansión antes.
- No habrá fiesta hasta dentro de una semana – dijo cuándo
se encontraban en el coche. LuHan solo asintió, quizá feliz, no debería soportar
las miradas hasta dentro de una semana… o más bien eso creyó.
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