jueves, 4 de febrero de 2016

Decisiones - ChanKai


Título: Decisiones
Autor: ValeCaroline
Clasificación: G
Pareja: ChanKai
Número de Palabras: 11.134
Notas de Autor: Para la dongsaeng por el cumpleaños y nuestro aniversario
Resumen: Kim JongIn, alumno de Hogwarts, se ve confundido con las diferentes opciones que le ofrece la vida. Park ChanYeol, alumno de Hogwarts, es quien le ayuda a seguir un camino.



Kim JongIn estaba más nervioso de lo que había estado en toda su corta vida. Y a decir verdad, los chicos que estaban a su alrededor no le ayudaban en los más mínimo—excepto por ese niño Oh SeHun, a quien había conocido en el tren y parecía no tener sentimientos.
Cuando su nombre fue llamado, se acercó lentamente al taburete frente a toda la escuela. No esperaba que se hubiesen confundido, tampoco ser rechazado de las cuatro casas. A lo que le temía era en cuál quedaría.
Durante el viaje en el Expreso Hogwarts había oído cosas terribles de cada una de ellas, también cosas buenas, pero su personalidad no le dejaba ver más allá de la opinión de los demás.
—Hijo de muggles... tiene talento… mmhhh… ¿qué casa irá bien contigo? —escuchó una voz en su oído. Estaba leyendo su mente. Mirando sus recuerdos. Y JongIn sintió vergüenza de ser quien era. La voz siguió hablándole, mientras él sólo oía, cuando de repente—: ¡HUFFLEPUFF!
JongIn se sintió relajado. Por lo menos no había sido esa casa infernal de Gryffindor.
Se levantó del taburete, una vez la anciana profesora le hubo dicho que fuera a sentarse.
La mesa de Huflfepuff le recibió con aplausos y saludos de parte de todos. Él solo les agradeció con un asentimiento de cabeza.
El resto de la selección fue tranquila, Oh SeHun, tal como había afirmado cuando se conocieron, apenas el gorro rozó su cabeza gritó “Hufflepuff”. Se sentó junto a él. Ese fue como un acuerdo tácito entre ambos, una amistad extraña, que más adelante se convertiría en parte importante de sus vidas.
La vida dentro del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería no era exactamente lo que pensó que sería. La varita que había comprado con ayuda de sus padres en Olivander era usada muy contadas veces en clase, a su vez, los libros que debía leer ocupaban gran parte de su tiempo, más sabiendo que sus conocimientos sobre el mundo mágico eran completamente nulos.
Sin embargo, pudo hacerse conocido de algunos alumnos de su casa. Estaban por ejemplo YiXing y JunMyeon, de tercero, con quienes había hecho una tímida amistad cuando le ayudaron con los primeros hechizos que debía practicar.
—La pronunciación está bien, pero el movimiento de varita es demasiado brusco. Mírame —le había dicho JunMyeon. Gracias a ellos había recibido cinco puntos para su casa en la clase de encantamientos esa vez.
También había conocido a BaekHyun y JongDae, ambos Slytherin de segundo, quienes le habían salvado de ser castigado por Snape al haberse perdido en las mazmorras cuando debía estar ya dormido.
Los alumnos de Ravenclaw no eran muy sociables con personas de otras casas, no es que todos en el colegio se llevaran bien, pero saludos cordiales entre compañeros existían. Sin embargo, los alumnos de la casa azul eran un tanto más reservados.
—Demasiado inteligentes para el resto de nosotros —había mencionado BaekHyun una vez.
Los Gryffindor eran un mundo aparte. Demasiado orgullosos de sí mismos, caminaban por los pasillos siempre pedantes, JongIn los despreciaba. Había oído muchas cosas de ellos, y todas le causaban repulsión. Como la vez que JongDae había afirmado que el tal MinSeok le había lanzado la maldición tarantallegra en uno de los pasillos.
—Pensé que MinSeok era de Ravenclaw —le susurró Oh SeHun cuando JongDae mencionaba lo humillante que había sido para él haber tenido que bailar de esa manera ante JunMyeon.  
—No todos los Slytherin somos malos, ni todos los Hufflepuff son idiotas —había mencionado BaekHyun una tarde, mientras estaban sentados en la orilla del Lago Negro, bajo el haya de siempre—. De igual forma no todos los Ravenclaw son inteligentes ni los Gryffindor valientes. ¿Conocen a LuHan? Se desmayó durante su examen de adivinación. Menudo Gryffindor resultó ser —rió con malicia. JongIn también, sin embargo SeHun quedó callado.
Pero claro, a pesar de todos los comentarios negativos que había recibido de aquella casa, había un Gryffindor que le llamó la atención:
Estaba caminando por los pasillos, hasta su clase de pociones cuando sintió que algo le caía encima. Segundos después se encontraba empapado, de pies a cabeza, con todos los materiales de clase arruinados.
Se giró hacia dónde había oído risas. Park ChanYeol. Un Gryffindor competitivo y burlón, de sonrisa altanera y ojos juguetones. El típico Gryffindor arrogante.
Sin decir una sola palabra, JongIn se dio la vuelta y siguió con su camino. Ya tendría tiempo de arreglar sus cosas.
Esa no fue la única vez que lo cruzó. La mayoría de las veces el chico le jugaba bromas pesadas que seguramente había comprado en esa tienda del Callejón Diagon, a la cual sus padres no le habían dejado siquiera acercarse. Una vez había tenido que vomitar todo el camino desde el Gran Comedor hasta el baño más cercano, y fue JunMyeon quien le facilitó el antídoto. SeHun le había dicho que el chico altivo de Gryffindor había puesto algo en su vaso.
Los años dentro de Hogwarts se hacían más y más interesantes para JongIn. A pesar de las burlas hacia el Gryffindor LuHan, YiXing había terminado por incorporar al chico al grupo, al mismo tiempo MinSeok de Ravenclaw también se unió.
Era una extraña mezcla de casas, pero sin dudas interesante de ver. Fue en tercer año que Kim JongIn supo que no todos los Gryffindor eran pedantes, de hecho, LuHan era muy amable con todos los de alrededor—aunque a veces inflaba demasiado el pecho cuando su casa ganaba algún partido de Quidditch gracias a su talento como cazador, pero eso a JongIn no le importaba, ni siquiera iba a ver los partidos de su casa. A él le gustaba la astronomía.
Ver las estrellas y lo que ellas tenían para contarle. Observar el movimiento de los planetas y dibujar planos. También adoraba las clases de transformaciones, dadas por un joven mago de apariencia severa, pero que terminaba siendo muy amable. Algunos rumores decían que podía transformarse en alguna extraña ave, y a veces creía verlo cuando salían al patio, parado sobre la torre de Ravenclaw.
Otra de sus aficiones era bailar. Había descubierto un aula en el séptimo piso que tenía espejos en las cuatro paredes, y el piso era excelente para deslizarse. Había tenido discusiones con MinSeok, ya que este afirmaba que ese lugar era tan solo un cuarto de baño. SeHun decía que le creía, pero JongIn no estaba del todo seguro de esa afirmación.
Do KyungSoo también estaba en su grupo, aunque pocas veces hablaba, parecía que JunMyeon lo habían secuestrado o algo, porque siempre estaba pegado a él, para infortunio de JongDae.
MinSeok era muy cercano a LuHan, siempre estaban juntos, YiXing también. Los tres eran como el trío dorado, preferido de los profesores. Un año después se transformó en cuarteto cuando YiFan, un Slytherin con un extraño gusto por la moda, se unió a ellos.
Kim JongIn contaba con volver cada año al colegio y encontrarse con sus amigos.
Sin embargo, cuando ingresó a cuarto, hubo un cambio.
Ya dentro del vagón del tren se sentía una extraña tensión y cuando se subieron a las carrozas no lo soportó más.
—¿Qué es lo que sucede? —preguntó casi a los gritos. Fue SeHun el que le hizo un gesto para que hiciera silencio.
—El primer hijo de los Potter, está aquí.
—Estas de broma —exclamó, esta vez bajito. SeHun asintió, y JunMyeon secundó lo que había dicho—. Vaya…
—LuHan no ha parado de hablar de ello durante todo el viaje. Dice que no será sorpresa tener a Potter en Gryffindor —dijo YiXing, que recién se había unido al grupo, ya que en el tren se había ido a otro compartimento junto a MinSeok y YiFan, además de LuHan. En el momento en que se sentó, comenzó a rascarse los oídos—. Me duele de tanto escucharlo. No sé cómo lo soporta MinSeok.
—¿Se imaginan que pasaría si fuese a Slytherin? —divagó JunMyeon. Y JongIn se imaginó un escenario extraño, donde BarkHyun y JongDae bailaban sobre la mesa de Gryffindor, justo delante de las narices de Park ChanYeol cantando “tenemos a Potter, tenemos a Potter”. Sonrió ante la imagen, pero su sonrisa se desvaneció al preguntarse porque había pensado justamente en Park ChanYeol de entre todos los revoltosos Gryffindor.
Sacudió la cabeza y volvió a centrarse en la conversación, que había pasado a una discusión acerca de alguna extraña poción para la suerte.  
El año en Hogwarts comenzó normal. Los Gryffindor se la pasaban con la nariz más alta de lo que JongIn se hubiese imaginado alguna vez que podrían tenerla. James Potter había quedado en la casa de los leones. El mayor de los Potter parecía ser más petulante que cualquiera de sus compañeros de casa. Se la pasaba en los pasillos llamando la atención con tontos trucos con la varita, ganándose los retos del señor Filch y los aplausos de los alumnos.
De alguna manera, la popularidad de Park ChanYeol disminuía, y esto encabronaba al joven Gryffindor. Siempre había sido el centro de atención de todos y nadie lo había destronado en todos esos años. Sus bromas ya no causaban gracia y Park ChanYeol hacia la vida imposible a su blanco favorito: Kim JongIn.
No sabía porque, ni cómo fue que el chico un año más joven que él le había llamado la atención. Era un Hufflepuff cualquiera, que tenía amigos Hufflepuff y era cercano a gente de Hufflepuff.
—Míralo, caminando distraído por ahí, como si el mundo fuese un mundo de fantasía —le decía siempre a su amigo cuando el chico pasaba frente a ellos, luego le lanzaba alguna maldición inofensiva y reía como tonto junto a su séquito.
Pero esta vez era diferente. Debía hacer algo grande para volver a tener la atención de todos, y lo planeó con tanto cuidado y perfección, que al momento de ejecutarlo no sólo Kim JongIn quedó empapado con excremento, sino también Oh SeHun, Kim JunMyeon, Zhang YiXing y Byun BaekHyun. Kim JongDae se había manchado un poco de la túnica y se estaba riendo a carcajadas de sus amigos, al igual que todos los que habían presenciado la broma.
JongIn levantó sus ojos llorosos hacia el chico que le sonreía pedantemente unos metros adelante, preguntándose qué había hecho para merecer algo como eso.
—Bah, eso no es nada. —Escucharon todos una vocecita desde las escaleras del vestíbulo—. Mis tíos, los gemelos Weasley crearon el pasillo pantano. Tuvieron meses para sacarlo, incluso dejaron una parte para rendirles homenaje.
Park ChanYeol se puso colorado hasta las orejas que sobresalían de su gorro negro y se alejó pisando fuerte hasta el Gran Comedor, donde la cena de Halloween estaba por dar comienzo.
—No te preocupes JongIn. Ven, vamos a limpiarnos —le dijo JunMyeon con su tono paternal. SeHun, por otro lado, estaba que hervía del enojo. Se adelantó, llegando a ChanYeol antes de que cruzara las puertas del Gran Comedor y le gritó:
—¿Qué mierda es lo que te pasa con nosotros, elfo doméstico crecido?
ChanYeol sintió todas las miradas sobre ellos, y sus orejas se pusieron aún más rojas de lo que ya estaban.
—¿Cómo me llamaste, sabandija? —dijo en un murmullo lento, pronunciando cada una de las palabras.
—Ya me oíste: elfo doméstico crecido —volvió a decir cada una de las palabras en voz alta. Todos en el vestíbulo se habían quedado en silencio, todos estaban expectantes de lo que sucedería. Incluso James Potter tenía curiosidad.
ChanYeol frunció la nariz por el olor que desprendía la túnica de SeHun y lanzó una sonrisa de lado.
No dijo nada. Se volvió y entró al Gran Comedor, dejando a SeHun más cabreado a que antes.
El grupo de JongIn se fue a cambiar. JunMyeon decidió hacer un hechizo que quitó el mal olor a la ropa, y luego les dijo que se la quitaran, que él mismo la lavaría. Así que todos fueron por otra túnica para usar en la cena. Sabían que el día siguiente sus ropas estarían en perfecto estado.
La cena de Halloween fue divertida, a pesar del mal rato que había pasado, JongIn rió mucho gracias a YiXing y JunMyeon. SeHun había desaparecido una vez que volvieron al Gran Comedor.
Entonces llegó quinto año. Muy a su pesar, JongIn tuvo que admitir que sin las bromas de Park ChanYeol, su vida en Hogwarts se había vuelto muy aburrida.
La primera visita a Hogsmeade se hizo presente antes de Halloween y todos estaban muy ansiosos de salir del castillo.
JongIn y SeHun fueron de los primeros en llegar, pero SeHun se perdió en cuanto pisaron la calle principal, dejando al moreno solo.
—Me dijo que se quedaría conmigo… —murmuró, y grande fue su sorpresa cuando una voz grave le respondió:
—A veces eres muy crédulo. Por eso es fácil que caigas en bromas. —Cuando se giró se encontró con la alta figura de Park ChanYeol. Pero no estaba sonriendo, ni seguido por su grupo—. ¿Por qué? Siempre haces lo que te dicen y piensas como te dicen.
JongIn sintió esto un insulto, pero sabía que era verdad. El mismo Olivander se lo había dicho cuando le vendió su varita. “—Es muy influenciable, no deje que otro mago la use o no querrá volver con usted.”
ChanYeol parecía cansado, tenía grandes ojeras bajo sus enormes ojos. Una gorra de lana cubría su cabello rojizo, pero dejaba que algunos mechones rebeldes escaparan por los lados. Tenía orejeras peludas para cubrirse del frío y la bufanda rojo escarlata de su casa le llegaba hasta la nariz.
JongIn se dio la vuelta con clara intención de alejarse, pero una mano en su hombro lo detuvo.
—Quiero… —Sin dudas, lo que fuese que ChanYeol quería decirle era muy difícil para él, porque tragó fuerte y luego le soltó el hombro, carcajeándose—. Bueno… me gustaría pedirte disculpas, por lo mal que te he tratado estos años.
JongIn comenzó a mirar alrededor y luego el piso, buscando alguna marca o lo que fuera que demostrara que estaba a punto de caer. Pero estaban completamente solos y no había murmullos alrededor.
—¿Es en serio?
—Le crees a todos menos a mí.
—La última vez que confié en tus disculpas terminé bañándome junto al monstruo del Lago Negro.
—Calamar gigante.
—Como sea. No puedo confiar en alguien como tú. Además, ¿por qué ahora? ¿Te has dado cuenta que tus seguidores solo estaban contigo por la popularidad?
—Algo así —dijo con vergüenza, y JongIn quedó en silencio. ¿Park ChanYeol dándole la razón?—. Quiero ser sincero contigo. Sé que no me creerás, pero esta vez diré la verdad. Ven.
JongIn miró alrededor. Los alumnos y habitantes de Hogsmeade pasaban a su lado sin hacerles demasiado caso. Decidió seguir a ChanYeol para saber hasta qué punto llegaría esa vez.
Siguieron por la calle, alejándose del centro y llegaron a una taberna poco cuidada, de aspecto fofo que a JongIn no le gustó en lo más mínimo, mucho menos al notar la cabeza de cerdo colgado sobre la puerta. ChanYeol se paró justo debajo para dejarlo entrar primero. El Hufflepuff miró al otro con desconfianza. Aun así entró.
Dentro no se veía mucho mejor, pero ChanYeol lo llevó hasta una mesa que queda algo apartada.
—Aquí nadie nos hará caso —mencionó ChanYeol una vez se hubieron sentado. JongIn observó al hombre en la barra limpiar un vaso con un trapo sucio, por lo que decidió no beber nada de lo que ahí ofrecieran—. Primero que nada, perdóname. Lo digo en serio.
—Hecho —dijo JongIn—. Ahora vamos. No me gusta este lugar. —El chico tenía una extraña sensación de que no debía estar ahí. Comenzó a levantarse.
—Hay algo que quiero confesarte.
—Ya te perdoné, ChanYeol. Déjame ir y...
—Me gustas.
Dos simples palabras y la boca de JongIn se abrió. Comenzó a murmurar cosas sin sentido, pero el otro lo silenció con un movimiento de su mano.
—Hay dos simples razones por las cuales te molestaba. En primer lugar —levantó uno de sus largos dedos—, porque tenía una reputación que cuidar y tú eras el blanco perfecto. Dos —levantó el segundo dedo—, llamaste mi atención demasiado rápido y quise que también me hicieras caso, aunque supongo que no fue la manera correcta, ya que me odias. —ChanYeol se ruborizó al decir aquello y JongIn seguía intentando formular palabras coherentes con su boca.
—No entiendo… ¿por qué lo dices ahora? —dijo cuando finalmente sus labios respondieron.
—Pues, porque me siento demasiado estúpido jugándote bromas cuando solo quiero que me hables. Tengo dieciséis años, algún día tenía que madurar.
—¿Y qué esperas que haga? —preguntó JongIn, algo ruborizado.
—No lo sé. Hasta esto llegaba mi plan. Pensé que te irías y todo seguiría normal, ya no te hago bromas y no tengo otra excusa para verte o hablarte.
JongIn se quedó unos instantes en silencio. Sin las bromas de ChanYeol no debería cuidarse en los pasillos, y tampoco razón para dirigirle la palabra o preocuparse por él. Sonrió ante la idea de paz, pero sabía que se sentiría algo vacío.
—No digo que seamos amigos, pero ¿podemos hablarnos? Ser cercanos.
—No lo sé. ¿Hablar con un Gryffindor como si nada?
—LuHan está en su grupo. Hablan a diario.
—LuHan es punto aparte. No es como todos los Gryffindor. Tiene tacto y humildad.
—Claro, como todos los Slytherin, creí que era una cualidad para entrar en esa casa. —La carcajada de ChanYeol no se hizo esperar. JongIn sonrió ante la imagen. Por una vez la risa del mayor no era burlona ni pedante, era solo una risa, y le gustó escucharla.
—Es como si los conocieras —soltó JongIn sin pensar.
—Todos saben lo egocéntricos que son los Slytherin. Los Gryffindor al menos somos honestos y leales. —JongIn lo pensó unos instantes.
—¿Y los Hufflepuff? ¿Cómo somos?
ChanYeol dejó de reír y lo miró a los ojos seriamente:
—La mejor casa de Hogwarts. No solo se apoyan entre ustedes, sino a cualquiera que necesite ayuda. No importa si nunca se habían visto antes, los Hufflepuff son tan amables que será como si siempre hubiesen sido amigos.
JongIn le sonrió.
—Kai, ¿estás bien? —le preguntó SeHun cuando salieron de una clase de encantamientos ese martes. Este solo asintió y volvió a sonreír tontamente.
—¿Y a este que le pasa? —Sonó la voz de BarkHyun a la distancia.
—Parece que le echaron alguna maldición —razonó el más pequeño.
—No sean idiotas —dijo JongDae—. Está enamorado.
—¡¿QUÉ?! —exclamaron BaekHyun y SeHun a la vez.
—¿Qué cosas dices? ¿Cómo sabes sobre eso? —reaccionó JongIn, haciendo que los otros rieran. Pero SeHun lo dejó rápidamente para mirar el rostro de su amigo. Había estado así desde que habían vuelto de Hogsmeade el fin de semana y recién cuando JongDae lo mencionó se dio cuenta el porqué. Miró en misma dirección de JongIn y lo vio: rodeado su grupo de amigos, con la varita en mano y riendo estúpidamente como siempre lo hacía.
Park ChanYeol miró en dirección a JongIn, guiñándole un ojo, algo que pasó inadvertido para todos los demás, pero no para SeHun, quien enfadado observó claramente el rubor en las mejillas de JongIn y se alejó del grupo. Solo BaekHyun lo notó, pero no hizo nada para detenerlo.
JongIn sabía que nadie podría enamorarse en tan poco tiempo, pero la forma en la que ChanYeol le había hablado, disculpándose, se dio cuenta que no era tan idiota como siempre lo imaginó, tampoco era un príncipe azul. Era una persona, con sus defectos y extrañas ideas, y quizá pudieran ser amigos. Llevaba pensando en él desde el sábado, y era la primera vez que lo veía desde entonces, sintió un pequeño cosquilleo en la punta de los dedos, sin saber exactamente qué hacer después de ese guiño. Decidió alejarse con rapidez, dejando a JongDae y BaekHyun hablando sobre algo así como un conejo amarillo que no entendió demasiado.
Park ChanYeol caminaba por los pasillos tranquilamente, y unas voces le llamaron la atención.
—¿En serio? ¿Con todo lo que te hizo? —Silenciosamente se acercó a la esquina, que llevaba a otro corredor, la voz de JongIn se oyó claramente sobre la de su amigo.
—¿Qué tiene de malo? Solo seremos amigos.
—¿Después de haberte confesado que le gustas piensas que lo que querrá es ser amigos?
—SeHun… ¿Por qué te preocupa tanto?
Hubo un corto silencio y ChanYeol tuvo que asomarse un poco para asegurarse de que no se habían ido.
—Me gusta. Siempre me gustó… molesta, ¿sabes?
A JongIn se le encogió el corazón ante la vista de su mejor amigo. Parecía destrozado, con los ojos llorosos y la cabeza gacha. Se prometió que ese cosquilleo que sentía cada vez que pensaba en ChanYeol no era más que simple ansiedad por la nueva amistad. Solo ansiedad.
—Ahora dirás que te gusta y no sabes qué hacer.
—No es así, voy a ayudarte, hacer que…
—Eso no podrá ser nunca.
—¿Por qué?
—Porque él está enamorado de ti.
Y JongIn no supo qué más decir.
ChanYeol quedó allí parado, sin saber qué hacer. Quería acercarse al par de Hufflepuff, pero a su vez, no quería que supiesen que los había oído. Pero si me ven aquí
—Hola, tejoncitos, ¿qué hacen por aquí? —preguntó, disimulando el haber estado escuchando unos segundos atrás, con elegancia  petulancia. JongIn lo saludó con una sonrisa, pero SeHun se alejó con paso rápido—. ¿Y a ese que le sucede? —dijo.
—Nada, solo está enfadado porque ahora somos amigos —contestó JongIn. Luego hubo un silencio incómodo.
—¿Sabes dónde está la cocina? —JongIn lo miró con curiosidad, negando la cabeza—. Qué lástima, dicen que los elfos te llenan de comida y atenciones. —El Hufflepuff soltó una carcajada, sin esperarse aquella respuesta. ChanYeol rió con él, luego recibió golpes del menor que le hicieron preguntarse qué sucedía. Pero JongIn seguía riendo y ahora golpeaba uno de los muros del castillo. Entonces entendió que era su forma de ser, y eso le hizo enternecer.
—Eso fue gracioso. Pensé que sabías dónde quedaban —espetó JongIn después de poder calmarse un poco.
—Se supone que están cerca de la Sala Común de Hufflepuff. Es más fácil que lo sepas tú a yo.
—¿En serio? —ChanYeol asintió ante la incredulidad del chico.
—¿No lo sabías? Me lo dijo Potter… —pero entonces se calló.
—Pensé que se llevaban mal.
—Te diré la verdad —murmuró, haciendo que JongIn tuviese que acercarse—. Escuché cuando se lo dijo a uno de sus amigos. Según él es fácil llegar. Y son los mismos elfos que limpian buena parte del castillo.
—¡Vaya! —exclamó JongIn, notando la cercanía que había entre ambos, y alejándose un poco—. Ya suponía que alguien tenía que encender el fuego.
Y sin saber cómo, JongIn estaba escondido cerca de la puerta que llevaba a la escalera del sótano.
—A todo esto… ¿qué es un elfo doméstico? —ChanYeol observó al muchacho con los ojos muy abiertos—. No hagas eso. Da miedito. Parece que se te saldrán…
—Shh, o nos descubrirá el profesor Longbottom.
—¿Y qué haría el jefe de casa de Gryffindor en el sótano del colegio? —susurró JongIn, pero ChanYeol lo escuchó y le dio un zape en la cabeza.
—No lo sé, me refería a cualquier profesor, no justamente a él.
—¡Pero lo nombraste! —JongIn contuvo el aliento durante unos segundos, llevando ambas manos a la boca, con una expresión sorprendida, llamando la atención del más alto—. ¡Estás enamorado del profesor Longbottom! —Pero en seguida se arrepintió de haber dicho eso, recordando las palabras del chico en Cabeza de Puerco el último fin de semana en Hogsmeade. Su rostro se puso completamente rojo y se levantó de su escondite—. Esto es una estupidez. Me iré. Buena suerte con tu investigación.
Y cuando estaba por irse, algo pequeño llamó su atención. ChanYeol también se levantó, para discutir, pero la mano de JongIn se pegó a su boca, señalando con la otra a la pequeña criatura que caminaba despistadamente por el sótano. Ambos se miraron entre sí y volvieron a mirar a la criatura.
—¿Eso es un elfo doméstico? —susurró.
—En casa hay uno, pero la cortina que usa está más sucia. —JongIn frunció el ceño—. No me mires así. Mi madre se niega a liberarlo dándole alguna prenda.
—¿Liberar? ¿Prenda? ¿Qué rayos? —Pero no pudo preguntar más porque ChanYeol le hizo una señal de silencio y comenzaron a caminar detrás del elfo.
El elfo parecía no darse cuenta de los dos gigantes siguiéndolo, y no se habría dado cuenta de no ser porque ChanYeol golpeó su cabeza con uno de los escudos colgados en la pared. El elfo se asustó y comenzó a correr, entonces JongIn le siguió rápidamente, y le tomó de los brazos, ChanYeol llegó sobándose la cabeza y le ayudó.
El elfo chillaba con fuerza y los chicos temieron que alguien les descubriera.
—Kerchak se arrepiente. Kerchak promete castigarse si los amos lo dejan. —JongIn decidió soltar al pequeño y observarlo bien. Tenía el rostro rojo.
—Lo lamentamos, Kerchak. No quisimos asustarte. Estamos perdidos y necesitamos ayuda —dijo ChanYeol, y con ello el elfo se calmó.
—Kerchak puede ayudarlos. Kerchak sabe el camino —dijo, una vez lo soltaron por completo, mirándolos con sus ojos azul cielo. JongIn quedó impresionado ante el repentino cambio de actitud.
—También tenemos mucha hambre, y no sabemos si…
—No importa. Kerchak los llevará a la cocina y luego a las salas comunes.
—Me llamo Park ChanYeol.
—Un placer servirle, señor Park ChanYeol —el elfo hizo una reverencia—… y señor… —levantó un poquito la mirada, ChanYeol le dio un codazo a JongIn para que se presentara.
—Kim JongIn.
—Señor Kim JongIn.
Unos minutos después, JongIn y ChanYeol se encontraban rodeados de elfos domésticos, desviviéndose por servirles un trozo de pastel de carne y jugo de calabaza.
—Al final fue divertido —admitió JongIn una vez salieron de la cocina, con los bolsillos plagados de dulces—. Aquí es donde me quedo. —Señaló una pila de barriles y ChanYeol se quedó parado curioso.
—¿Me invitas a pasar?
—¡¿Cómo crees?! —preguntó escandalizado JongIn—. Ningún Gryffindor entrará en mi Sala Común, menos bajo mi responsabilidad. Ahora vete. —Le empujó ligeramente en el hombro para que caminara, y en el momento en que los pasos de ChanYeol dejaron de oírse, soltó un suspiro y se giró en dirección a los barriles para entrar en su Sala Común.
—¡¡¿Qué hiciste qué?!! —preguntó BaekHyun extremadamente curioso.
Cuando llegó bajo el haya junto al lago, con dulces para todos, le preguntaron de dónde los había sacado, y claramente les contó sobre su aventura con el Gryffindor.
—Sí, los elfos son muy buenos —soltó YiXing desinteresadamente, mientras saboreaba uno de los bombones de chocolate rellenos de salsa de frutillas.
—¿Ya conocías dónde estaba? ¡Tú, traidor! —LuHan se había levantado del césped y señalaba a YiXing con el dedo acusador, completamente ruborizado del enfado. El Hufflepuff al darse cuenta de lo dicho abrió los ojos sorprendido e intentó defenderse.
—Casi todo Hufflepuff sabe que las cocinas están junto a la entrada de la Sala Común. Es cuestión de buscar el cuadro con el frutero y hacerle cosquillas a la pera. —Y nuevamente todos estaban en silencio, mirando al chico con incredulidad, quien se volvió completamente rojo y salió corriendo, seguido por LuHan y MinSeok.
—Vaya, eso fue raro —dijo BaekHyun—. Volviendo al tema. Ya no tendré que amenazarte para que me digas donde está la cocina, no te preocupes que nadie pondrá  poción multijugos con cabello de Filch en tu vaso, JongIn.
El chico lo miró asustado y tragó saliva ruidosamente. BaekHyun giró su rostro y siguió hablando con JongDae y JunMyeon como si nada.
SeHun solo lo miraba, con el ceño fruncido. JongIn se preguntó la razón de la mirada tan juzgante de su amigo cuando quiso meterse al Lago Negro y dejar que el Calamar Gigante lo ahogara.
—No me dirijas la palabra nunca más en tu vida —dijo antes de levantarse y alejarse.
JongIn se quedó ahí sentado, sin saber qué hacer.
JongIn caminaba por los pasillos del séptimo piso, se dirigía a ningún lugar en particular, pero intentando hacerlo de algún modo. Sabía que la Sala Común de Gryffindor se encontraba allí, y de alguna u otra manera quería ver a ChanYeol. Estaba deprimido, y su mejor amigo no quería hablarle. Había pasado casi una semana y SeHun no le hablaba, le evitaba incluso en la propia habitación que compartían con algunos alumnos más, fingiendo hablar con los otros o estar dormido. SeHun había incluso evitado juntarse con el grupo que ambos compartían y cada tanto se lo veía en los pasillos hablando con LuHan o MinSeok, pero por lo general desaparecía.
JongIn soltó un suspiro frustrado al pensar en su amigo. Comenzó a caminar en círculos y pensar en dónde podría hallar al chico. Entonces una voz le llamó desde atrás.
—Chico Hufflepuff. —Era James Potter. El hijo de Harry Potter. JongIn lo miró interrogante, nunca lo había visto solo—. ¿Acaso te has perdido? Los Hufflepuff no suelen venir hasta aquí a menos que se pierdan. Creo que es algo sobre que son tejones y prefieren esconderse bajo la tierra. —JongIn se giró, dispuesto a irse e ignorar lo que el joven de segundo había dicho—. Lo siento. Creo que me pasé.
—Te lo suelen decir mucho, ¿verdad?
—En realidad sí. Mi padre siempre me reta por decirles esas cosas a mis hermanos.
—Eres tierno, ¿lo sabías? —El chico hizo una mueca de asco.
—Lo llegas a repetir y prometo que no respondo. —JongIn soltó una risita y se acercó al chico, era bastante alto para su edad, casi le llegaba al hombro.
—Lo siento. En realidad no sé si podrás ayudarme. Estoy buscando a alguien.
—¿Al otro Hufflepuff con cara de estreñimiento?
—¿SeHun?
—No sé cómo se llama. Pero lo vi desaparecer tras una puerta mágica.
—¿Puerta mágica? —El chico asintió enérgicamente antes de señalar la pared que estaba a un lado.
—Lo vi desaparecer después de caminar tres veces por ahí, —señaló el piso—, y luego la puerta mágica desapareció. —JongIn pestañeó varias veces sin comprender las palabras del chico. —Pensé que era la Sala Común de Hufflepuff hasta que recordé que siempre se dirigen al sótano, hacia las cocinas.
James Potter pasó su mano por el cabello oscuro, desordenándolo un poco, haciendo notar sus ojos castaños bajo las pobladas cejas. JongIn había visto cientos de fotos de Harry Potter en sus libros, y antiguos cortes de diarios. También le habían regalado uno de los cromos de edición limitada de la Segunda Guerra Mágica, y no se parecían en lo más mínimo.
—¿JongIn? ¿Qué rayos haces ahí?
James Potter observó rápidamente una puerta que había aparecido en la pared que anteriormente había señalado y se deslizó por ella, dejando a SeHun y JongIn solos.
—Estaba paseando… y luego Potter me dijo que te vio entrar en una puerta mágica… y… ¿dónde está? —preguntó, mirando alrededor. Indudablemente la puerta mágica había desaparecido nuevamente, junto a chico.
—Siempre te sorprendes de todo. ¡Es el mundo mágico, no te entiendo! Se supone que nada tenga demasiado sentido.
—Lo siento —dijo, con todo el sentimiento de arrepentimiento que pudo sacar de su corazón. SeHun lo miró sorprendido—. No quiero que me ignores. Te extraño, amigo. Siento si te lastimé por haberme acercado a ChanYeol, por haber ido a las cocinas con él sin mencionártelo, y lamento haberme quedado embobado por sus disculpas, y lamento haber caído por él, y lamento todas las cosas que te hice pasar, y lamento…
—Un segundo —espetó SeHun mirándolo incrédulo—. ¿Acabas de decir que lamentar haber caído por él?
—¡¿Qué?! ¡¡NO!! ¡Yo no dije eso! —intentó defenderse, pero era demasiado tarde.
—Dime la verdad. Cuando él te dijo que le gustabas, ¿creíste en seguida sus palabras?
—Yo… la verdad es que me asusté mucho. Luego simplemente lo seguí escuchando y dijo que haríamos una muy linda pareja… y entonces me fui. No bebí Amortentia si es lo que presumes.
—No puedes haberte enamorado tan fácil.
—¿Cuánto tardaste tú? —le retó, celoso de que su amigo decidiera confesarse a ChanYeol.
—En tercero, cuando me ayudó a pasar Adivinación me di cuenta que no es malo. Los Gryffindor son solo demasiado leales a su orgullo, les gusta que les reconozcan. Por eso se meten en problemas, para demostrar su valentía ante los castigos. No les importa. Tú nunca lo entenderías porque no sabes lo que es el mérito propio, siempre te escondes en la espalda de otro. No sabes tomar una decisión. Tomaste exactamente las misma asignaturas que yo solo porque te parecieron las mejores sin siquiera investigarlas. Te habría encantado Cuidado de Criaturas Mágicas. Amas a los animales, pero no la tomaste. Solo te gusta ChanYeol porque él te dijo que le gustabas.
—Puede ser que todo lo que dijiste sea cierto, pero ChanYeol siempre estuvo en ahí. Me jugó bromas desde el primer año y yo siempre caí como idiota. ¿Sabes algo? No soy un idiota, y la única razón por la que dejé que hiciera esas cosas conmigo fue porque inconscientemente me gustaba tener su atención. No me di cuenta de ello hasta que me pidió disculpas y mi corazón comenzó a temblar.
—Tú no sabes lo que es el amor. Solo aceptas lo que te dicen.
—Si quieres ir por ChanYeol hazlo. Ahora soy yo el que no quiere hablar contigo —y dicho esto, JongIn se alejó por el pasillo equivocado hacia la torre de Gryffindor, para luego volver a pasar por el costado de su EX amigo, sin siquiera mirarlo y con un sonrojo avergonzado por haberse equivocado. SeHun soltó una risita ahogada.
—Bien, niños. Pongan atención a sus libros de texto para seguir las instrucciones. Hoy veremos uno de los antídotos más difíciles de lograr. La Poción Crece-Huesos está en la página doscientos treinta y seis —indicó con su voz chillona el joven profesor a sus alumnos de sexto. Park ChanYeol pasó las hojas con flojera, mientras el hombre se paseaba por todos las mesas mirando como sus alumnos avanzados comenzaban—. Señor Park, ¿le sucede algo?
—No profesor, es solo que no me siento muy bien. Hoy me levanté con un poco de fiebre y dolor de garganta —mintió.
—¡OH! Pobrecillo. Vaya a ver a Poppy, seguro le hará mejorar en un santiamén y tiene mi permiso para descansar el resto del día.
ChanYeol le dio una cansada sonrisa de agradecimiento y levantó sus útiles con lentitud, quizá un poco sobreactuada para preocupar aún más al profesor.
—Todos, sigan con sus pociones, por favor. Para el final de la clase quiero que todos hayan realizado un trabajo…
Y cuando el chico cerró la puerta de la clase de pociones dio un saltito y se dirigió casi corriendo hasta la cocina, pero cuando estaba a punto de hacerle cosquillas a la pequeña pera, un movimiento a sus espaldas le llamó la atención.
—JongIn, ¿estás bien? —El chico lo miró confundido al verlo ahí, pero luego se le abalanzó con lágrimas en los ojos, y a ChanYeol se le partió el corazón al verlo de esa manera. —Tranquilo, pequeño. Todo estará bien. No te des por vencido, seguro el insensible de Peeves tendrá una buena reprimenda por parte del Barón Sanguinario. —Esto último hizo que JongIn soltara un extraño ruido por la nariz, que dejaron salir algunos mocos verdes—. Iugh, eso es asqueroso —mencionó ChanYeol al notar su túnica manchada.
—Es mejor que moco de troll. —Y con eso ambos comenzaron a reír.
—Así está mejor, pequeño. No me gusta verte llorar… a menos que sea de felicidad. —ChanYeol tomó ambos lados del rostro de JongIn, para plantar un pequeño beso en su frente—. Ahora vamos a que los elfos te den un poco de chocolate.
—¿Sabes? Estoy algo ansioso por los TIMOs. Todavía estoy indeciso sobre qué hacer después. —Ya dentro de la cocina.
—No es importante —dijo ChanYeol—. Lo que hagas después de Hogwarts es muy relativo. Lo que tienes que pensar es que te gusta ahora. El futuro vendrá solo.
JongIn quedó pensando. ¿Qué me hace feliz? Se preguntó, mientras masticaba uno de los pasteles de chocolate que Kerchak le había entregado al verlo en ese estado de nerviosismo.
—Me gustan los animales. Siempre quise ser veterinario —mencionó.
—¿Veterinario? ¿Los muggles tienen de esas cosas? Si te gusta podrías trabajar en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas del Ministerio de la Magia. Sería divertido visitarte, ya sabes, yo seré un auror.
—Para eso se necesita algún TIMO de Cuidado de Criaturas Mágicas, ¿no?
—Bueno, supongo que sí. Pero hay muchas formas de llegar ahí.
—Me gusta esa asignatura, me hubiese gustado escogerla.
—¿No lo hiciste? ¡¿Por qué?!
—Porque SeHun no… —Suspiró al recordar a su amigo.
—Prométeme algo. —JongIn levantó la cabeza, dirigiéndole una mirada brillante—. Mientras estudies para los TIMO no tendrás tiempo de nada, así que prométeme ahora que me escribirás durante el verano.
—Claro que sí.
Y sin entender porque, y sin importarle que había cientos de elfos mirándolos en ese momento, JongIn abrazó a ChanYeol con fuerza. Sentía como su corazón se había alborotado de solo escuchar esas palabras de su nuevo amigo. Porque a pesar de haber confesado a SeHun que quizá le gustaba, que quizá sí había caído por él… en ese momento eran amigos, y solo eso.
Finalmente, JongIn recibió excelentes calificaciones en sus TIMO, sorprendiéndose a sí mismo de lo que había logrado. En seguida le envió una lechuza a ChanYeol, quien le respondió lo más rápido que le fue posible, felicitándolo y dándole la bienvenida al infierno de las materias avanzadas, lo cual le hizo reír, y preocuparse.
No te preocupes, había respondido ChanYeol, los profesores suelen poner mucho empeño en que les entiendas. Si son alumnos avanzados es más fácil dar las clases.
Luego de eso, su verano fue más ansioso de lo normal. Nunca esperó el inicio de clases tanto en su vida. No por qué quisiera ver a ChanYeol, no, no, no, no… sino porque quería comenzar con sus clases avanzadas de Cuidado de Criaturas Mágicas. Al final había convencido a la profesora Susan Bones de Defensa Contra las Artes Oscuras, y jefa de la Casa Hufflepuff que podría dar el TIMO de esa asignatura, aunque nunca haya asistido a ninguna clase.
Había recibido ayuda de Hagrid, el guardabosques y profesor de la materia, quien lo había recibido con los brazos abiertos en cuanto notó la fascinación del chico cuando acarició sin ver a un thestral y este le dejó montarse.
En cuanto cruzó hacia la plataforma 9 y ¾, y el expreso de Hogwarts se hizo presente majestuosamente frente a él, sintió un cosquilleo de excitación en la punta de los dedos y un revoltijo en el estómago. Caminó por el andén, esperando encontrar un rostro conocido, cuando divisó a ChanYeol no muy lejos suyo. Quiso acercarse, pero algo en la actitud del chico lo detuvo.
Park ChanYeol estaba rodeado de su grupo de amigos, y ni siquiera había notado su presencia, así que decidió gritar su nombre. El chico lo buscó con la mirada y le frunció el ceño, haciendo una seña para que se alejara. JongIn lo miró confuso e hizo un ademán de acercarse de todas formas, cuando sintió un tirón en el pie y quedó colgando cabeza abajo. Los Gryffindor que habían estado observando comenzaron a reírse, incluso ChanYeol, quien tenía la varita levantada, lo cual hizo que sus ojos comenzarán a arder por las lágrimas.
¿Por qué? ¿Qué es lo que había hecho mal? Se preguntó.
—¿Me extrañaste, Hufflepuff? —preguntó en tono arrogante ChanYeol, dejando caer a JongIn y haciendo que se golpeara contra su carrito, y la lechuza despertara—. Yo sí. —El tono que utilizó hizo que el menor levantara la vista y cruzara sus ojos con los del alto, parecían cálidos y lo miraban de la forma en que lo habían hecho el año anterior, cariño, y un poco de lastima. Una sonrisa triste se formó en el rostro de JongIn al recordar que ChanYeol solo le hablaba cuando estaban solos, nunca en presencia de sus amigos matones de Gryffindor.
Entonces, el tren sonó, haciendo que los alumnos que seguían sin subir se apuraran en terminar de saludar a sus familias.
Y todo a su alrededor se volvió silencioso. Y todas las miradas se dirigieron a una sola dirección.
Son ellos —dijo una voz. JongIn intentó mirar por encima de la multitud, pero no lo lograba, así que solo lo ignoró y terminó de subir sus cosas al vagón.
—Albus Severus Potter —exclamó el profesor Longbottom. Un flacucho niño de once años subió las escaleras hasta sentarse en el pequeño banquito, frente a toda la escuela. JongIn miró ansioso, al igual que todos, la elección del sombrero. Pudo notar claramente a la distancia el movimiento nervioso de James, el hermano mayor.
Tiene sangre Weasley, ¿verdad? También Potter. Las dos familias han pertenecido a Gryffindor por siglos. —Oía murmurar al chico, ya que todo estaba en silencio.
Después de al menos diez minutos, en que el Gran Comedor se mantuvo en un extremo silencio, el Sombrero Seleccionador tomó su decisión.
—¡GRYFFINDOR! —gritó. La mesa de los leones se levantó y comenzó a vitorear. JongIn pudo ver claramente a James pararse sobre su asiento para aplaudir y gritarle a todos que su hermanito había terminado en su misma casa.
—No puedo creer que haya sido un hatstall. —Escuchó la voz de un chico a su lado, que seguía aplaudiendo automáticamente con la mirada perdida.
—¿Un qué?
—Hatstall —le dijo uno de los alumnos de séptimo frente a él—, verás, cuando el sombrero tarda más de cinco minutos en escoger la casa para un alumno se considera un hatstall. El último fue de la profesora McGonagall. Pero nunca pensé que podría tardar diez minutos. Es increíble.
Los alumnos siguieron pasando, y luego llegó el banquete. JongIn metió todo lo que pudo en su plato.
—¿Me extrañaste? —Oyó la voz grave de ChanYeol detrás suyo. Se giró algo enojado aún por lo del primer día—. No te enfades, fue solo para no perder la costumbre.
—¿Perder la costumbre? Empezamos hace un mes, y recién ahora me saludas. ¿Demasiado ocupado con tus amiguitos?
ChanYeol soltó una risita y se acercó a JongIn, abrazándolo, y besando su cabeza. El chico se removió, pero no lo alejó.
—Te extrañé, tejón.
—Yo también —admitió, levantando la vista, clavando sus ojos en los de ChanYeol y dirigiéndole una de sus sonrisas más amplias.
—¿Arreglaste las cosas con SeHun? —Los ojos de JongIn se entrecerraron un poco por la tristeza y negó con la cabeza, rompiendo la conexión de sus ojos y el abrazo—. Prometiste que lo harías.
—Lo intenté. Pero nunca respondió mis lechuzas. Y casi no está en la habitación. Y se la pasa con ese chico de Slytherin. Parece que planeara algo malo. No me gusta.
—¿También lo notaste? Algo extraño se está metiendo en Hogwarts. Mis padres no querían que volviese este año.
—¿Es cierto lo de la rebelión?
—No lo creo. Me parece tonto. Pero intenta no meterte en problemas.
Ambos se alejaron en los pasillos. JongIn siguió hacia su clase de Encantamientos.
—Oh SeHun. ¿Podemos hablar? —El chico se giró, sorprendiéndose de quién le hablaba.
—¿ChanYeol? ¿Qué pasa? —Ambos se alejaron del grupo con el que hablaba el menor.
—¿Por qué no puedes perdonar a JongIn?
—Ah, es por eso —dijo, enfadado, aunque ChanYeol notó también algo de decepción en su tono—. No te metas donde no te incumbe, Park.
—Si me incumbe, porque se trata de JongIn, y todo lo que tenga que ver con él, también tiene que ver conmigo. Así que dime qué rayos sucede que no le hablas.
—Repito. No te metas.
—¿Crees que no sé qué te gusto? —preguntó, acercándose al chico, quien retrocedió, chocando contra uno de los muros—. También sé que JongIn se peleó contigo por mi causa. Así que no me pidas que no me meta, porque lo haré de alguna u otra manera. —El rostro de SeHun se volvió por completo rojo y ChanYeol lo acorraló con sus brazos.
—Mira las cosas que dice y luego pide seguir siendo amigos. Traidor. —Intentó no parecer asustado, pero lo estaba, y los Gryffindor huelen el miedo.
—Dime.
—Eres hijo de magos, ¿verdad? ¿No estás cansado de esconderte? Es tedioso que todos esos muggles puedan salir sin preocuparse mientras que nosotros vivamos escondidos como ratas en la alcantarilla. JongIn es hijo de muggles, nunca lo entendería. Es repugnante tener que caminar junto a ese…
—No lo digas. O juro que te convertiré en calabaza para que te cocinen en Halloween.
—¿El qué? ¿Sangre sucia? No. Eso quedó en el pasado. El futuro es más grande. El futuro ve a la comunidad mágica caminar junto a los muggles, sin miedo. Podríamos ser poderosos. Podríamos ayudar. Podríamos…
—A mí no me convencen con palabras bonitas, Oh.
—Es solo cuestión de tiempo.
—No. Es solo cuestión de que algún idiota vuelva con la idea de que los magos somos superiores.
—¿No lo somos? Podemos matar con dos palabras y un movimiento de la varita. No lo olvides. —Y ChanYeol quedó sin habla. SeHun tenía razón, pero a la vez no eran cosas buenas las que salían de esas ideas.
Años atrás había sucedido con los sangre pura, y la idea de que eran superiores. Ahora querrían atacar directamente a los muggles.
—¿Quién más está metido en esto?
—Te sorprenderías si te lo dijera. —ChanYeol se separó un poco, liberando al chico y levantando una ceja para indicarle que siguiera hablando—. LuHan y MinSeok son los que me hablaron del grupo. Luego se les unió YiXing. Y bueno, YiFan también, pero no estoy seguro de que se haya unido por la causa exactamente…
—¡Únanse a la P.E.D.D.O! ¡Salvemos los derechos de los elfos domésticos! —Una chica de Hufflepuff venía gritando por el pasillo agitando boletos y lanzándoselos a los estudiantes, quienes se quejaban cuando los pergaminos les golpeaba la cabeza. Al ver la distracción de ChanYeol, SeHun desapareció por el pasillo.
—¡Únanse a la causa! ¡La nobleza llegara a sus casas si se unen!
—¿JongIn?
—Hola, ChanYeol —le saludó JongIn, y siguió gritando cosas sobre la P.E.D.D.O. ChanYeol lo observo cariñosamente, apenas dándose cuenta que SeHun se había escapado.
—¿Qué se supone que haces?
—Bueno. Con Ann estamos juntando gente dentro de la escuela. La conocí este verano en una de mis clases de ballet.
—No sabía que había una cede en Hogwarts.
—No la había. Pedimos permiso en la central y ahora queremos alzar las voces para conseguir más reclutas aquí.
—¿Cuántos se unieron hasta ahora? —preguntó curioso ChanYeol.
—Bueno… hasta ahora somos Ann y yo… pero una chica dijo que hacíamos bien… o algo así. Esperamos que se una la próxima semana. —JongIn amplio su sonrisa. Lo cual hizo que ChanYeol se quedara embobado unos segundos—. ¿Quieres unirte?
—No. ¡Pero mucha suerte! —Y antes de que JongIn pudiese hacer algo para convencerlo, salió corriendo.
—¡Cuando los elfos del castillo se rebelen y hagan una huelga, recuerda que también tienen derechos! —gritó JongIn enfadado. La chica de Hufflepuff se acercó a él, poniendo una de sus manos sobre el hombro. Ambos se sonrieron y siguieron caminando para juntar más personas.
—¡Qué no, James! Nos meterás en problemas.
—Oh, Albus, pensé que eras un Gryffindor. ¿Dónde está esa valentía?
—¡Pues quedó en la almohada cuando me sacaste de la cama! Que tengo que estudiar.
—Si eres bueno en todas las asignaturas. ¡Además eres el hijo de Ginny Weasley!
—Los de primer año solo podemos asistir a las clases de vuelo. No ir por ahí con escobas.
—¿Qué sucede aquí? —habló fuerte el prefecto de la casa. ChanYeol levantó la vista del libro que leía.
—Quería que mi hermanito fuera a verme en la práctica.
—¿Qué no es demasiado temprano? Tienen clases. Dame la escoba, Potter.
James Potter lanzó una mirada furiosa a su hermano antes de entregar su escoba y salió por el retrato de la Dama Gorda insultando por lo bajo.
Albus Potter era todo lo contrario a su hermano. ChanYeol aún se preguntaba cómo podían siquiera relacionarse esos dos. A pesar de su parecido físico, sus actitudes eran completamente contrarias. Albus siempre leía sus lecciones. James se saltaba las clases. Albus le temía a las alturas. James había sido parte del equipo de Quidditch desde segundo cuando le permitieron tener una escoba.
A ChanYeol le agradaba Albus. Pero James no. Le había quitado su lugar como bromista de Hogwarts.
Cuando el prefecto se alejó con la escoba del Potter mayor, Albus se acercó a ChanYeol y se sentó a su lado.
—¿Qué lees? —preguntó curioso, intentando echar un vistazo al libro.
—Runas. —Le mostró la hoja y siguió su lectura.
—¿Y son divertidas? —ChanYeol sonrió con ternura ante el chico y bajó su libro.
—Bueno. En realidad no. Pero era esto o adivinación.
Albus Potter le devolvió la sonrisa. Y ChanYeol recordó la sonrisa de JongIn. Pacífica, amable.
—¡Aplástale la cabeza! —gritaba Byun BaekHyun. JongIn se arrepentía de haber ido a ver el partido de Gryffindor contra Slytherin, ya que siempre había habido grandes diferencias entre ambas casa—. ¡JongIn, suelta ese libro y ve la acción!
—Si te refieres a casi romper la cabeza de Potter, no me parece buena acción.
—Siempre tan amargado. Por eso SeHun te dejó. —Y siguió gritando improperios hacia los jugadores de Gryffindor.
Cada tanto, JongIn levantaba la vista de su libro para observar las gradas de los leones. ChanYeol era fanático del Quidditch, según le había contado, pero no lo dejaban unirse al equipo por su torpeza, lo cual, según él, era traición a su sangre. Aunque BaekHyun dijo que la familia Park era demasiado fanfarrona para admitir lo malos que eran en los deportes.
JongDae volaba por el campo en busca de la Snitch Dorada, escuchaba los gritos de BaekHyun desde el otro extremo de la cancha y reía internamente por el rostro que McGonagall ponía cada vez que insultaba a uno de sus jugadores.
Al fin la divisó, sobre el guardián de su equipo. Fue rápido, lo más que pudo, pero al notar como lo seguía el otro buscador de Gryffindor, decidió acelerar aún más, aunque su vida se fuera al chocar contra uno de los aros.
—¡SSSIIIIIIIIIIII! ¡¡TOMEN ESO GATOS CALLEJEROS!! —Se oyó el grito de BaekHyun por toda la cancha, aún por encima de los gritos de los Slytherin que festejaban.
—BaekHyun, ya sé que los Slytherin aman ganar, pero creo que quedé sordo —dijo JongIn, intentando destapar el oído tras llegar al Gran Comedor. BaekHyun no le tomó importancia y corrió hacia dónde JongDae se encontraba, para abrazarlo y darle las gracias por su gran hazaña.
—Te dije que ningún león podía ganarme.
JongIn observó la mesa de Gryffindor, que parecía deprimida tras haber perdido el partido, encontrándose con la fija mirada de ChanYeol sobre él. Le sonrió y el otro le devolvió la sonrisa. Luego JongIn señaló un pergamino. ChanYeol buscó en su bolsillo. La perfecta caligrafía del Hufflepuff estaba delineada en las palabras que animaron su día: Nos vemos en la cocina a la hora de siempre. ChanYeol asintió y ambos siguieron en lo que estaban. [1]
—¿SeHun? No lo creo.
—Sí. Es alguna clase de secta nueva. Quieren que los magos se den a conocer en el mundo muggle.
—La verdad es que en cierto sentido los entiendo. Quiero decir, toda su vida escondidos en la oscuridad, como si lo que hiciéramos estuviese mal. Pero, ¿qué planean?
—Eso es lo que no sé.
—Dudo que los muggles sean amables al mencionar que los magos son reales.
—La última vez, fuimos cazados uno por uno. Para que sea una sociedad “justa” —recalcó esta palabra con sus dedos—, los magos tendríamos que controlar muchas cosas. Como le gobierno. La búsqueda de poder, soluciones a los problemas de cualquier tipo, seríamos acosados a pesar de todas las medidas de protección que tomen para nosotros. Son millones más. No podremos escapar.
—Aun así. No tendrían que vivir en la oscuridad —insistió JongIn. Ambos habían discutido durante una hora sobre aquello.
ChanYeol seguía argumentando que era una idiotez. Habían estado demasiados siglos viviendo cómodamente sin acosos. Mientras que JongIn se veía emocionado de compartir lo que habían aprendido con el mundo muggle. Ayudarles, solucionar guerras, enfrentamientos inadecuados.
—Muchos usarían la magia para el mal. Si los muggles ya se destruyen entre sí sin magia, imagina si la usasen como arma. Demasiado peligroso.
Y con esas palabras de ChanYeol, JongIn decidió que quizá tuviese razón. La envidia puede corroer el más noble corazón.
—Te extrañaré, Hufflepluff.
JongIn le sonrió ampliamente.
—Prométeme que me escribirás.
—Lo haré.
—Incluso cuando esté cursando. —ChanYeol le sonrió ampliamente a JongIn, quien había comenzado a hacer mohines.
—Incluso cuando estés cursando, y cuando yo esté haciendo mis exámenes para ser auror. No te preocupes. —Luego observó alrededor, para asegurarse de que nadie les estaba viendo—. Quiero que tengas algo mío. Para que no me olvides.
JongIn sonrió y estiró su mano. Pero muy diferente a lo que pensaba, ChanYeol solo la tomó para acercarlo a él bruscamente y plantar un dulce beso sobre sus labios. JongIn sintió como su cabeza volaba por los aires, y cerró sus ojos ante el vértigo.
—No me olvides, ¿eh? —dijo ChanYeol cuando lo hubo soltado. JongIn sacudió la cabeza, aún con la mirada perdida en algún sitio. Esto hizo que el mayor sonriera, luego se alejó, esperando realmente algún día volver a encontrarse.
—JongIn. Llegaremos tarde. Arriba. ¡Levanta! ¡No me obligues a usar la varita! —JongIn se levantó perezosamente, observando cómo SeHun ordenaba sus útiles con una rapidez sobrehumana.
No. No se habían arreglado. Pero Kim JongIn es demasiado perezoso para levantarse temprano, y Oh SeHun había prometido ayudarlo hasta su último día en Hogwarts, y estaba cumpliendo su promesa.
—En la fiesta de ayer, se pasaron —dijo JongIn, colocándose la corbata al revés, e intentando volver a colocársela bien. SeHun no contestó. El otro chico Hufflepuff que compartía cuarto con ellos se retiró con rapidez con un saludo al aire.
—JongIn, llegarás tarde a encantamientos.
—¿A quién se le ocurre hacer una fiesta un día antes de comenzar las clases?
SeHun, sin ganas de seguir renegando contra el chico, salió sin decir una palabra, dejándolo hablando solo.
JongIn tuvo que arrastrar sus pies desde el sótano hasta el aula de encantamientos en el tercer piso. Sin desayunar, porque ya era demasiado tarde. Y aun así, no logró llegar a tiempo a la clase.
Su último año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería estaba haciéndose aburrido sin sus amigos JongDae y BaekHyun, y aunque no quisiese admitirlo, también extrañaba a ChanYeol.
—Escúchame bien. Afuera están armando las tropas para cargarse al Ministerio de la Magia. Cuando llegue Navidad no habrá nada que pueda detenerlos en tomar el poder. Al fin los magos nos daremos a conocer. —Escuchó JongIn una tarde, cuando se dirigía al Gran Salón para almorzar. Con cuidado de no hacer ruido, se asomó para ver cómo SeHun le hablaba a un grupo de estudiantes, incluido el primer hijo de Harry Potter.
Sin pensarlo dos veces, volvió sus pasos hasta la Sala Común y escribió una carta a ChanYeol sobre el planeado ataque al Ministerio. Por un lado estaba de acuerdo con hacerse conocer al mundo muggle, y se preguntó porque SeHun no le había comentado nada de su idea, podría haber sido un buen aliado. Pero a la vez tenía la opinión de ChanYeol, el acoso hacia los magos sería terrible, más habiendo diferencias en la cantidad de ambos bandos.
De hecho, en una de sus divagaciones en clase de adivinación—porque había decidido demostrar que no había tomado adivinación por SeHun, sino por sí mismo—, se había imaginado a él en su casa, cuidando el jardín junto a ChanYeol—y también se preguntó porque se había imaginado junto a ChanYeol en esa situación tan hogareña—, y un grupo de muggles se le acercaba para que les prepararan una poción para quitarse el acné para una fiesta cercana. Y de alguna manera le incomodó.  
Esos pensamientos solo los compartió con ChanYeol, ya que había perdido contacto absoluto con los demás.
Y entonces llegó Navidad.
JongIn pensó que sería buena idea pasarla con sus padres, pero al llegar a King’s Cross, no eran sus padres quienes lo esperaban, sino ChanYeol con un grupo de personas que reconoció inmediatamente: JunMyeon, JongDae y un incómodo MinSeok.
—Debes venir con nosotros —le dijo ChanYeol—. Ya escogiste el bando, ¿verdad? —JongIn se removió incómodo ante la pregunta. La verdad era que aún no decidía que hacer. Aunque solo le habían preguntado esta vez, y SeHun seguía sin meterlo en sus planes.
—Claro. Iré donde tú vayas —dijo, después de meditarlo unos instantes, y ChanYeol le dirigió una cálida sonrisa.
Juntos arrastraron el baúl de JongIn hasta un auto muggle, que parecía nuevo y lo metieron en el baúl. JongDae de subio de lado del conductor y JunMyeon a su lado, así que MinSeok, ChanYeol y JongIn tuvieron que ir atrás.
—¿Cómo está yendo el último año?
—Aburrido. No hay nadie con quien entretenerse. Por cierto, ¿y BaekHyun? —El auto hizo un movimiento extraño, haciendo que JongIn terminara golpeándose contra la puerta.
—No menciones el nombre de ese traidor —exclamó JongDae, girándose, con el auto aún en movimiento, y entregándole una mirada repleta de odio.
JongIn no habló más el resto del camino.
—Escucha. Ya sé que suena estúpido. Pero nosotros somos un grupo que se opone a la rebelión. Hemos avisado al Ministerio sobre un ataque. Nos han escuchado, pero sentimos que no nos creen. Kingsley Shacklebolt—Ministro de la Magia—ni siquiera nos recibió. Estoy seguro de que piensan que un grupo de jóvenes siquiera podrá pasar las puertas del Ministerio —contó ChanYeol, una vez que llegaron a la casa que usaban como cuartel—. Potter está involucrándose donde puede, pero sus contactos nos son tan fuertes como antes.
—¡Pero si el hijo de Potter está metido ahí! ¿Cómo pueden confiar en el padre? —Todos los presentes se miraron entre sí.
—Veras, JongIn… esto no se convertirá propiamente en una guerra. Estuvimos investigando, y es solo un grupo de magos que quieren mostrarse a los muggles, no mucho más. De hecho MinSeok ya nos ha dado toda la información que necesitábamos, y solo nos faltaba la fecha en la que iban a atacar.
—¿MinSeok?
—Bueno, sí. Él pertenecía al grupo junto a YiXing, LuHan y YiFan. BaekHyun fue con ellos apenas supo lo que se proponían. Así que quedamos unos cuantos que vamos a ir al Ministerio para defenderlo. Aunque, de cierta forma, siento que dicen la verdad respecto a las defensas. Además hay cientos de magos que trabajan ahí. No creo que puedan salirse con la suya…
—Solo necesitamos saber una cosa —dijo JongDae, colocándose frente a JongIn, y poniendo sus miradas a una misma altura—lo cual era fácil porque el más joven estaba sentado en una silla, sino JongDae tendría que haberse parado sobre la mesa—, para mirarlo fijamente—. ¿De qué lado estás?
—¿Del bueno?
Los presentes se miraron, negando con la cabeza.
—Te lo dije, ChanYeol. Este chico no tiene sentido común. Solo hace lo que le dicen. Así no podremos trabajar.
—Cálmate, JongDae. Sólo no termina de comprender…
—¡Claro que comprende! No sabe decidir. No sé cómo rayos llegó a donde está. Todavía es un niño.
—¡Dejen de hablar como si no estuviera aquí! ¡Tengo oídos y los escucho! Puedo decidir las cosas por mí mismo. —Dicho esto se cruzó de brazos, girándose. Escuchó el suspiro de ChanYeol y sintió como apoyaban una mano sobre su espalda.
—Vamos. Te mostraré tu cuarto. —ChanYeol y JongIn subieron unas escaleras y caminaron hasta una habitación completamente revuelta—Se suponía que ordenaría antes de que vinieras, pero surgió una misión anoche y apenas me pude levantar para ir a recogerte.
—¿Dormiré contigo? —ChanYeol le dirigió una de sus sonrisas de lado.
—Claro. Tu cama debe estar debajo de aquella pila de ropa —mencionó, caminando entrecortadamente por todas las cosas que estaban tiradas en el suelo—. MinSeok siempre me reta por esto, pero no hay nada que pueda hacer. Es mi naturaleza. —Soltó un suspiro dramático, que hizo reír a JongIn.
—¡Lo sabía! —Ambos oyeron un estruendoso grito que les puso la piel de gallina. MinSeok estaba parado detrás de JongIn, observando el desastre que había en el cuarto de ChanYeol—. Subí a ver si habías hecho lo que te pedí. Pero como siempre, lo dejas para último minuto.
—Vamos, MinSeok. Solo es un movimiento de varita y ya. —Al parecer era una discusión que tenían bastante seguido, porque el mayor se limitó a murmurar algunas cosas y la habitación de ChanYeol se vio más… habitable—. La próxima vez hazlo tú mismo. Y si no sabes, hay un maldito libro de encantamientos hogareños en la puta cocina que no solo sirve para ir a comer.
ChanYeol le envió un beso volador a MinSeok, que se alejó pisando fuerte, y luego hizo que JongIn entrara en el cuarto, cerrando la puerta tras él. Cuando no se oyeron más ruidos afuera, ChanYeol se precipitó sobre el cuerpo de JongIn, para abrazarlo con la mayor fuerza que tenía en sus brazos.
JongIn emitió un débil quejido y ChanYeol lo soltó, pero no por demasiado tiempo, porque un segundo beso entre ambos se hizo presente.
Al igual que la otra vez, JongIn cerró los ojos, dejándose hacer. Pero las manos de ChanYeol comenzaron a pasar por la cintura y el cuello del más bajo, produciendo suspiros de este. JongIn dirigió una de sus manos al cabello de ChanYeol, enredando sus dedos entre las hebras morenas y la otra se atoró en el buzo muggle que estaba llevando.
—No hay bando bueno o malo. Lo único que hay que pensar es en la seguridad de todos nosotros, los magos, y en lo que podría ocurrir si los muggles supiesen que existimos.
“No somos solo los magos los incluidos en esto. Todas las criaturas mágicas también. Imagina lo que le sucedería a los dragones. O si los muggle supiesen sobre las propiedades del unicornio. Ya matan a sus animales conocidos por sus pieles. Imagínate si descubrieran la magia. No solo los magos cazarían, los muggles también.
“No eliges un bando porque sea bueno. Lo haces porque entiendes sus ideales y estás de acuerdo con ellos.
JongIn observaba a cada uno de los presentes. Al parecer había corrido el rumor del nuevo miembro. No estaba asustado, solo le intrigaba.
—Si decides qué quieres darnos a conocer esta bien. No te detendremos, pero no te dejaremos salir hasta que hayamos parado la rebelión en Navidad. Y si deseas unirte a nosotros eres más que bienvenido. Pero piénsalo bien.
—Quiero estar del lado que traiga menos problemas a la comunidad mágica. Han vivido así por siglos, ¿verdad? ¿Por qué cambiar ahora?
—Es un avance —dijo JongDae, tocando el hombro de ChanYeol.
—De igual manera, como aún asistes al colegio, no hay mucho que puedas hacer. Así que te quedaras aquí en Navidad. —JongIn observó a MinSeok paralizado. Este último soltó una risita entre dientes, haciendo que el resto también lo hiciera—. Era broma. Puedes venir, siempre que no causes muchos problemas. Estarás en el equipo B…
Durante el resto de la tarde, JongIn escuchó atentamente cada una de las palabras que le dijeron. La resistencia estaba muy bien armada. La idea sería noquear a la mayor cantidad de rebeldes y si se les lanzaba un maleficio imperdonable, tan solo intentar defenderse o ir en ayuda de quién lo estuviese sufriendo.  
Chispas, lluvias de todos colores volaban por doquier. El Ministerio de la Magia estaba siendo atacado de manera salvaje. El pequeño grupo de rebeldes terminó por ser más grande de lo que pensaban y no sólo el grupo de la resistencia estaba ahí, sino que los cientos de empleados se habían unido a la lucha, una vez fueron avisados por el guardia de seguridad.
ChanYeol corría de un lado al otro buscando a JongIn. Se suponía que estaba a su cargo, pero en la furia de la batalla lo había perdido. De reojo pudo ver cómo JongDae y BaekHyun se batían a duelo.
Con la desesperación calando en sus huesos, escuchó claramente un grito desgarrador.
—¡JongIn! —gritó, corriendo hacia allí. Y tal como lo supuso, el chico estaba tirado en el suelo, retorciéndose del dolor. Oh SeHun tenía su varita levantada, dirigida al cuerpo del JongIn, con una sonrisa de satisfacción en la cara. —¡Déjalo! —le gritó, haciendo que el mejor se despistara de su objetivo, liberándolo del maleficio. Oh SeHun le sonrió.
—¿Qué? ¿Quieres cambiarle el lugar?  
—Están perdiendo. ¡Ríndanse!
—Aunque nos rindamos ahora, la causa seguirá. Hay muchos cansados de esconderse. —ChanYeol dirigía su mirada hacia JongIn cada tanto, quien se estaba recuperando y se arrastraba para buscar su varita. El mayor decidió seguir distrayendo a SeHun, y con unos segundos más, la varita de JongIn se llenó de un brillo oscuro, haciendo que SeHun saltara por los aires.
Sin pensarlo un solo segundo, ChanYeol corrió hacia JongIn, quien se intentaba levantar, ayudándolo y encerrándolo en un fuerte abrazo.
—Lo siento. No me dejes. Nunca dejaré que vuelva a sucederte algo así. —JongIn devolvió el abrazo con fuerza, sintiendo su corazón desfallecer y con lágrimas en los ojos.
—¿Sabes una cosa, JongIn? —preguntó ChanYeol, tomando la mano de su amante y enredando sus dedos en ella—. Nunca pensé que algún día llegarías a quererme.
JongIn soltó una pequeña risita y miro a ChanYeol, ambos estaban recostados, panza arriba. Entonces, el menor se levantó apenas de su lugar y plantó un delicado beso en los labios del otro, quien le correspondió con suavidad.
Después de la lucha, el grupo rebeldes quedó por completo inconsciente. Se decidió que tuviesen un juicio justo cada uno, y los que aún eran estudiantes, como SeHun, fueron juzgados una vez finalizada la escuela, por lo que muchos alumnos aún esperaban el juicio, incluyendo el hijo mayor de los Potter, que al parecer ya había recibido una gran reprimenda por parte de su padre.
JongIn había concluido sus estudios, y se unió al Departamento Regulación y Control de la Ley Mágica, junto a Hermione Granger para luchar contra la opresión sobre los elfos domésticos—al igual que la chica Hufflepuff, Ann, aunque ella no tiene mucho que ver en esta historia—. Junto a ChanYeol habían comprado una casa y ahora vivían juntos.
—¿Sabes otra cosa? —preguntó ChanYeol cuando se separaron unos segundos para poder respirar—. Te amo.
JongIn volvió a soltar una risita y se volvieron a besar.




[1] Los dos tienen un pergamino encantado que les sirve para comunicarse cuando están separados o entre mucha gente.

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