Advertencia
—¡JooRi
ah! ¡JooRi ah! —JiMin llegó corriendo a la clínica con el
entrenador YunHo unos minutos después que SuHo, Lay y BaekHyun. Se
sentó junto a ti y tomó tu rostro entre sus manos—. ¿Estás
bien? ¡Omo! Tus lentes se rompieron —dijo cuándo notó que
estabas usando unos diferentes y vio los otros sobre la mesa del
doctor Jung.
Temporalmente
usarías los lentes que el doctor Jung te había dado. Debido a que
no tenían la misma graduación que los tuyos, usarlos te daba un
poco de dolor de cabeza. El grado era muy bajo para tu vista, así
que tu visión seguía sin ser tan clara. Pero ya que no tenías
opción, era mejor que nada. El doctor Jung había hecho un pedido
para que los reemplazaran por un nuevo par de lentes, y dijo que
llegarían en un par de días.
—¡Y
tu nariz está rota! Ah, ¿qué hago? —continuó JiMin mientras
gentilmente tocaba las gasas manchadas de rojo en tu nariz.
—No
lo está. Aunque es una herida bastante importante —le contaste.
—Y
tendrás un moratón —agregó el doctor Jung.
—¡Arrrgh!
¡Ese HeeJun! Espero que muera por sus heridas. ¡Aish! —bufó—.
Como sea, estaba tan preocupada ya que de repente no te vi en medio
de toda esta confusión.
—Lay
me trajo aquí.
—Hahhh
—suspiró y se giró hacia él—. Gracias, Lay.
—No
hay de qué.
—Pensé
que algo realmente malo te había ocurrido —continuó JiMin.
—Pero,
¿qué pasó realmente? Todo lo que sé es que ChanYeol y HeeJun
estaban peleando. Luego de repente estaban Kai y otro estudiante. Y-y
también LuHan y D.O. estaban empujando a algunos estudiantes al
suelo —les preguntaste.
—Lo
siento sobre eso. Esos estudiantes eran vampiros, se salieron de
control con la esencia de tu sangre. Probablemente no pueden
controlar su sed aún. Y tu sangre huele realmente como la de los
humanos, así que sus instintos salieron a flote. Buena suerte que
Kai y los otros estaban prestando atención y los detuvieron a
tiempo. Pero incluso D.O. se estaba sintiendo mal al oler tanta
sangre —explicó el entrenador YunHo.
Te
estremeciste ante la idea de lo que hubiese sucedido si los otros no
te hubiesen salvado.
—¿Qué
pasó con Kai y HeeJun? Pensé que sólo ChanYeol estaba peleando con
él.
—Bueno,
las cosas se pusieron feas después de que te fuiste —fue BaekHyun
quien contestó—. Los amigos de Lee HeeJun se unieron a la pelea.
Aunque ChanYeol puede defenderse por sí mismo de todos ellos, pero
nosotros no podíamos sólo pararnos y ver cómo se aliaban contra
él, así que algunos de nosotros lo ayudamos, incluyendo a Kai
cuando terminó con los vampiros. Pero él y ChanYeol se dejaron
llevar demasiado y golpearon a HeeJun hasta que ese bastardo quedó
inconsciente.
—Dios
mío —murmuraste.
—Ese
bastardo se lo merecía, si me lo preguntas —dijo BaekHyun—. Pero
por supuesto que los profesores no estaban felices acerca de ello.
—Y
hablando de eso, debo volver para discutir con los otros profesores.
Sólo vine a ver cómo te encontrabas. Estoy agradecido de que no
tengas ninguna herida grave. Si hay algo en lo que pueda ayudarte, no
dudes en decirme —dijo YunHo.
—Gracias,
entrenador —contestaste.
—Recupérate
—dijo y salió.
—¿Realmente
piensas que serán expulsados? —preguntaste a SuHo.
—No
lo sé realmente. Espero que no. pero sabes que ChanYeol y Kai no son
realmente populares con los profesores y eso puede ponerlos en
desventaja —contestó SuHo.
—Tienes
razón. A los profesores no les caen bien porque siempre se meten en
problemas —murmuró JiMin.
—Hyung,
deberíamos volver. Quiero saber que sucede en la oficina del
director —dijo BaekHyun.
—Sí.
Vamos —acordó SuHo.
—¡Esperen!
¡Quiero ir también! —les dijiste, e inmediatamente te levantaste
de la cama.
—No,
JooRi. Quédate aquí y descansa —dijo SuHo y gentilmente te empujó
de vuelta a la cama.
—¡Pero
no puedo! Tengo que saber qué sucederá con Kai y ChanYeol. Y
también estoy envuelta. Ellos sólo golpearon a HeeJun porque él me
golpeó primero. ¿No debería al menos hacer algo bien?
—argumentaste.
—Entiendo
cómo te sientes. Pero por ahora, solamente el Consejo Estudiantil
está permitido. Y si tú vas, no hay mucho que podamos hacer para
ayudar por el momento —te dijo SuHo.
—¿Pero
qué si deciden expulsarlo? No puedo solo sentarme aquí y esperar
—insististe.
—No
te preocupes, JooRi. Sigue siendo demasiado temprano para decidirlo.
Es un incidente muy grande y hay demasiados puntos de vista para
considerar. Además, las cuestiones relativas a la expulsión son
decididas por todos los miembros de la junta del colegio, no sólo
los profesores. Así que los profesores que consideren que Kai y
ChanYeol deberían ser expulsados, tiene que pasar por muchas
reuniones e investigaciones antes de tomar una decisión.
Probablemente ellos quieran oír a Kai y ChanYeol. Y estoy seguro que
te llamarán para oír tu lado de la historia pronto. Ya veremos lo
que podemos averiguar y les contaremos luego. Por ahora, descansa,
¿entendiste? —te dijo SuHo, sin dejarte espacio para argumentos.
—Y
como tu doctor, te ordeno estar en la cama hasta la tarde —se
entrometió el doctor Jung.
—Está
bien —suspiraste.
—Todo
estará bien. —Lay palmeó tu espalda.
JiMin
y Lay se quedaron contigo un rato, y los tres tuvieron el almuerzo en
la clínica con el doctor Jung. La gente de la Prensa Estudiantil
fueron un par de veces para hablar sobre qué había sucedido, pero
el doctor Jung los sacó cada vez, diciéndoles que necesitabas
descansar y no estabas en condiciones de ser molestada. Lay y JiMin
se fueron después para las clases de la tarde, mientras tú te
quedabas en la clínica ya que te habían excusado para no asistir el
resto del día. JiMin dijo que recogería tus cosas de los vestuarios
de EF y te lo llevaría después de clases.
—¿Puedo
descansar en mi cuarto? —preguntaste al doctor Jung.
—¿Por
qué? ¿No te gusta estar aquí? —preguntó.
—Realmente
no me gustan las clínicas, hospitales y esas cosas —le dijiste.
Pero además de eso, seguías viendo al otro estudiante inconsciente
tendido, y te preguntabas si era uno de los vampiros o amigo de
HeeJun. De todas maneras, no querías estar ahí cuando despertase.
Habías tenido demasiados problemas por ese día.
—En
realidad, estaba por decirte lo mismo —dijo el doctor Jung.
—¿Qué?
—preguntaste en blanco y quitaste la mirada del estudiante dormido.
—Que
deberías descansar en tu cuarto —contestó el doctor Jung
impaciente por tu falta de atención.
—Oh,
cierto —reíste culpable—. ¿Entonces soy libre de irme?
—preguntaste mientras te levantabas.
—No
aún. Ve cuando las clases hayan comenzado —dijo el doctor Jung.
—¿Por
qué? —preguntaste.
—Aish,
esta chica. ¿No has notado las veces que la Prensa nos molestó
durante el almuerzo por ti? Y estoy seguro que no sólo la Prensa
Estudiantil querrá preguntar qué sucedió. Todo el mundo ya ha oído
sobre el incidente. Así que si quieres regresar a los dormitorios en
paz, espera a que las clases hayan comenzado para ir —explicó.
—Oh,
cierto —contestaste y te sentaste de nuevo en tu cama.
—Y
cuanto más sea posible, intenta evitarlos por un par de días —dijo.
—¿Por
qué? No quiero.
—Ya
—dijo y golpeó tu frente con su lapicera.
—¡Ouch!
¡¿Qué?! —exclamaste y posaste tu mano sobre la frente.
—Por
casualidad, ¿has perdido el cerebro cuando la pelota te golpeó?
¿Por qué sigues haciendo preguntas estúpidas?
—No
las hago —bufaste.
—Espero
que pongas más atención en estos días. Estás metida en un muy
gran problema allí. Aunque las peleas físicas son comunes en la
escuela, monstruos o no, tanto daño no es algo que se vea todos los
días, incluso en una escuela de monstruos. Sin mencionar, algunos de
los envueltos son de los más populares. Piensa que te harán más
cosas que simplemente preguntas —dijo.
Tus
cejas se levantaron al intentar pensar a que se refería, hasta que
recordaste a las admiradoras del equipo de fútbol.
—Oh,
no —murmuraste.
—Oh,
sí. Así que sé cuidadosa —te dijo.
¡Ugh!
Sólo con pensar en cómo eran incluso antes de este incidente, no
quiero imaginar las cosas que harán ahora que su preciado equipo de
fútbol se metió en problemas por mí. Que los cielos me ayuden.
—¿Por
qué esto me ocurre a mí? —murmuraste miserablemente.
—¿Hmm?
—Intenté
lo mejor que pude mantenerme lejos de los problemas y termino en uno
mayor cada vez. Es como si mi vida estuviese destinada a ser
miserable o algo. ¡Aish! La vida es tan injusta —gruñiste.
—Ya,
no es tan malo como parece, así que anímate. Estás sobreactuando.
Esto es por qué las niñas deben dejar de ver dramas —te dijo el
doctor Jung.
—No
miro dramas —observaste.
—En
serio, deja de pensar tanto en eso. Hoy solamente no fue tu día de
suerte.
—Nunca
es mi día de la suerte —enfurruñaste.
—Todos
tienen problemas. Si dejas que te dejen afectar tanto, pierdes.
Diste
otro suspiro y te quedaste mirando a nada en particular.
—Toma
—te dijo el doctor Jung, alcanzándote un paño caliente.
—¿Qué
es eso?
—Ponlo
sobre ese enorme moretón que tienes en tu brazo. ¿Qué pasó con
eso? Estoy muy seguro que es viejo, así que sé que no te lo hiciste
hoy.
—Yo…
—Estabas pensando el decirle sobre tu encuentro con HeeJun el
último lunes pero pensaste que eso probablemente podría empezar más
problemas y no estabas de humor para meterte en más de los que ya
estabas—. Tuve un pequeño accidente.
—¿Accidente?
¿Qué tipo de accidente te haría un moretón tan grande?
—Yo…
mi mano quedó atrapada por la puerta.
—¡¿Qué?!
—exclamó y rió sin creerlo.
—Cerré
la puerta apurada porque iba tarde y mi mano quedó atrapada
—contestaste sin mirarle.
—Hmm…
bien —dijo después de dudar unos momentos—. Pero es muy grande
el moretón que tienes ahí. Sabía que eras torpe, pero no esperaba
que tanto.
Silenciosamente
suspiraste y te aliviaste de que te haya creído. —Así que
realmente no puedes leer mentes —observaste.
—¿Por
qué? ¿Estabas pensando en algo más?
—No,
quise decir que pudiste tan solo leer mi mente en lugar de preguntar.
Rió.
—Entonces en verdad creías que podía leer mentes.
Frunciste
el ceño y no contestaste.
—No
puedo leer mentes. Pero estoy muy seguro de poder leer la tuya —dijo.
Lo
miraste interrogante.
—Eres
muy fácil de leer porque tus expresiones lo dicen todo. Incluso
ahora, sé que estás mintiendo sobre ese moretón.
Lo
miraste con sorpresa y luego retiraste tus ojos avergonzada.
—Pero
si realmente no quieres decirme, está bien —continuó—. Pero
déjame decirte, la vida es mucho más fácil si no la haces sola.
Sabes que tienes amigos, ¿verdad?
Sí,
pero todo lo que hago los mete en problemas.
No
contestaste y pretendiste estar ocupada con el paño.
Kai
y ChanYeol… ¿qué debo hacer? Espero que estén bien.
Saliste
de la clínica al pasar una hora de haber comenzado las clases.
—Me
iré ahora. Gracias por ayudar. —Te reverenciaste.
—No
te preocupes por esto. En tu corta estadía en MA, realmente me
acostumbré a que te metieras en problemas. Y estoy seguro de que te
veré de nuevo pronto —contestó el doctor Jung mientras reía.
—Aish.
Es como si realmente desearas que algo me ocurriese —espetaste,
pero él solo rió más—. Por cierto, doctor Jung.
—¿Sí?
—Por
favor, no le digas a mi madre sobre lo que pasó.
—¿Por
qué?
—Ella
ya tiene demasiadas cosas en las que preocuparse. No quiero agregarle
más cosas. Además, has dicho que mis lastimaduras no eran graves.
Así que por favor, no le digas.
—Bien
—contestó después de una corta pausa.
—Muchas
gracias. Me voy ahora. —Te reverenciaste y saliste.
Como
el doctor Jung había dicho, los pasillos estaban desiertos porque
todos estaban ya en sus respectivas clases. Tus ojos vagaron en
dirección del Edificio Administrativo donde estaba la oficina del
director.
—Me
pregunto si ellos seguirán allí. ¡Gaaaah! Quiero saber que está
pasando —murmuraste y discutiste contigo misma si debías o no ir
hacia la oficina del director. Pero recordaste lo que SuHo había
dicho y decidiste no entrar en pánico y sólo esperar por las nuevas
noticias—. Ah. ¡En serio! ¡Esto apesta!
—¡YA!
—Alguien te llamó y te congelaste al ver a la Abeja Reina SoYeon
caminando hacia ti.
—Choi
SoYeon shi.
—¡Cállate!
¡No digas mi nombre con esa desagradable boca tuya! —dijo y te
empujó por los hombros. Perdiste el balance y casi te caíste al
suelo.
—Choi
SoYeon shi, ¿qué estás…?
—¡¿Realmente
quieres morir?! ¡Te dije que te alejaras de ellos pero no
escuchaste, ahora mira lo que has hecho inútil pedazo de basura!
—¿Podrías
calmarte y hablar esto apropiadamente?
—¡¿Hablar?!
¿Piensas que eso es lo que quiero justo ahora? ¡Deberías estar
agradecida de que estemos dentro del edificio o ya no estarías
respirando! ¡Cómo te atreves a meter a Kai y los demás en tus
líos!
—Nunca
quise meterlos en problemas —le dijiste.
—¡TÚ
estás en problemas! ¡Si te hubieses mantenido alejada de ellos esto
no tendría que haber sucedido! ¡Claramente te advertí pero tú me
ignoraste! Debería haber sabido que perras como tú harían lo que
fuera por coquetear y meterse en sus pantalones. Incluso les
convenciste de hacerte su manager. ¡Ha! Wow, eres increíble —rió
insultando—, increíblemente desagradable.
—¿Qué?
—preguntaste incrédula, sorprendida por lo que ella había dicho—.
¿Piensas que estoy coqueteando con ellos? Jaja. —Diste una
espantosa carcajada y por un momento no supiste que decir.
—¡Sí!
¿No lo estás? Deja de negarlo, perra. Todo el mundo puede ver
claramente lo que estás haciendo.
—Todos
ven lo que quieren ver. Si estás tan preocupada por mí siendo su
manager, déjame decirte, nunca pedí serlo. Por todos los santos
cielos, ¡ni siquiera solicité para ello! Ellos me hicieron su
manager. Infórmate bien antes de hacerme acusaciones sin sentido.
—¿Qué?
¿Realmente quieres que yo crea que ellos te forzaron a ser su
manager?
—¡Sí!
—contestaste audaz—. Si no me crees está bien. Pero esa es la
verdad…
¡Slap!
Apoyaste
la mano sobre tu mejilla izquierda, donde SoYeon te había golpeado
un segundo atrás.
—¿Quién
te crees que eres? ¡Deja de decir mentiras con esa inmunda boca!
—crepitó mientras continuabas mirándola sorprendida—. ¡Escucha
esto, desperdicio! Déjalos, o haré que dejes la escuela yo misma. Y
si algo malo le sucede a Kai, estoy segura que no sólo tu nariz se
romperá esta vez —siseó, sus ojos se volvieron verdes, sus
pupilas se dilataron. Te empujó en su camino y se alejó pisando
fuerte.
Te
limitaste a continuar mirando su camino hasta después de un largo
rato. Soltaste un suspiro, y el sonido te devolvió los sentidos.
Acariciaste tu mejilla la cual seguía picando por el golpe de
SoYeon. Nadie te había cacheteado nunca antes, ni siquiera tu madre.
Respiraste
profundamente de nuevo para aclarar tu cabeza, y lentamente
comenzaste a caminar. Te diste cuenta que tus rodillas e incluso todo
tu cuerpo estaba temblando. Te sostuviste de un pilar por un rato
antes de continuar caminando hacia los dormitorios en un estado de
zombie.
Después
de lo que parecían horas, finalmente llegaste a tu cuarto. Te
sentaste en tu cama y miraste en blanco la pared. Tu pecho se sentía
pesado por el enjambre de emociones dentro de ti, ni siquiera sabías
qué deberías estar sintiendo realmente ahora. Inconscientemente
buscaste a tientas tu teléfono y marcaste el número de tu madre.
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiingg…
Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiingg… Riiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiingg…
—¿Quién
habla? —La
voz de tu madre llegó desde el otro lado de la línea.
—Mamá…
—JooRi
ah, ¿qué te preocupa?
—preguntó con un tono preocupado.
—N-nada
—mentiste.
—¿Por
qué estás llamando en este momento? ¿No deberías estar en clases?
—No.
Es nuestro recreo. Estoy en mi cuarto ahora mismo —mentiste de
nuevo.
—¿Entonces
cuál es el problema?
—¿No
puedo llamarte cuando no tengo ningún problema. —Hiciste un
mohín—. Yo sólo… de repente quise escuchar tu voz.
—Aigoo.
No me digas que te sientes nostálgica.
—Sí…
quizá lo estoy. —Reíste tristemente.
—Aigoo,
esta chica. ¿Desde cuándo te has convertido en una sentimental?
—¿Por
qué? ¿No puedo extrañar casa? —Frunciste el ceño—. Y… te
extraño, mamá.
—Aigoo.
—Tu madre rió—. Yo
también, te extraño. Pero no seamos melancólicas, harás que me
preocupe. La próxima semana es tu fin de semana libre, ¿verdad?
—Sí.
—¿Vendrás
a casa?
—Sí.
No tengo actividades en la escuela, así que volveré.
—Entendido.
Te prepararé tu comida favorita cuando vengas.
—¿Samgyeopsal?
—Mm-hmm.
—Pero
mamá, eso es muy caro. Solamente prepara nuestra comida usual. No es
un día especial después de todo.
—Aish.
¿Qué quieres decir con que no es especial? Sólo nos vemos una vez
al mes. Además, mi hija está estudiando mucho, así que debería al
menos prepararle deliciosa comida cuando vuelve a casa.
—Mamá…
—¿No
deberías volver a clase?
—Mamá,
¿dónde estás? —preguntaste, intentando cambiar el tema. No
querías mentirle de nuevo. Ya habías dicho demasiadas mentiras en
un día.
—Estoy
en el mercado, como siempre.
—¿Vendiste
mucho?
—Sólo
lo suficiente. El señor Cha incrementó los precios así que no
puedo vender tanto como antes
—te dijo. El señor Cha era el pescador quien abastecía a tu
madre—.
Pero no te preocupes por ello. Muchos clientes siguen comprando
incluso con el incremento del precio.
—Mamá,
no trabajes mucho, ¿entendido? Lo siento por no estar ahí para
ayudarte.
—¡Aish!
¿Qué estás diciendo? No hables de mí como si fuese una mujer
vieja y débil. No te preocupes por mí. Además, deberías volver a
clase. Te llamaré esta noche cuando vuelva del mercado.
—Siempre
dices eso, pero siempre olvidas hacerlo —frunciste el ceño.
—Aish,
te llamaré esta noche
—prometió—. Debo
irme ahora, un cliente viene. Deberías volver a clases. Estudia
mucho, JooRi. Mamá trabajará mucho para ti.
Dejaste
salir un pesado suspiro antes de contestar. —Sí. Gracias, mamá.
Beep.
Suspiraste
pesadamente de nuevo antes de recostarte en tu cama con la cara hacia
abajo.
Lo
siento, mamá. Debes trabajar todo el día por mí. Y yo aquí, la
misma hija inútil. En solo mi primer mes aquí ya me metí en muchos
problemas.
Te
cambiaste la ropa manchada con sangre y pasaste el resto de la tarde
pensando—en tu madre, en Kai y ChanYeol, sobre los problemas en los
que estarían metidos por tu culpa, sobre lo que la Abeja Reina había
hecho y lo que había dicho sobre dejarles—tanto que más tarde te
diste dolor de cabeza. Por otra parte, tu nariz palpitaba por el
dolor ya que los efectos de los medicamentes que habías tomado en el
almuerzo se estaban acabando.
La
perilla de la puerta giró y te preguntaste si eran los reporteros de
la escuela de nuevo. La puerta se abrió revelando a JiMin.
—JooRi
ah, ¿cómo te encuentras?
—Me
duele la cabeza, pero es tolerable —le dijiste—. ¿No tienes
práctica de vóley?
—Sí.
Pero vine a traerte tus cosas, ya que volveré tarde por la práctica
—dijo.
—Oh,
gracias.
—Por
cierto, es… err… un poco… —dijo inquieta.
—¿Qué?
Ella
dio un suspiro antes de entregarte tu mochila y el uniforme. Estos
estaban empapados con agua, incluyendo todos los contenidos de tu
mochila. Sin mencionar las escrituras nada bonitas con marcadores y
lapiceras sobre esta.
—Estaba
buscando las cosas en los vestuarios de E.F., pero no estaban ahí.
Las busqué y las encontré cerca de los contenedores de basura —te
dijo. La preocupación estaba escrita en todo su rostro al verte.
—Oh,
bueno —suspiraste—. Realmente esperaba algo como esto. Entonces,
supongo que debo comenzar a secar esto —dijiste despectivamente. Te
sentaste en el suelo y comenzaste a sacar el contenido de tu mochila
para secarlo.
—¡Aish!
Esos buenos para nada. ¿Cuál es su problema? ¡En serio! Dime la
verdad, esa vez, cuando tus zapatos se perdieron, realmente no los
habías extraviado, ¿verdad?
No
contestaste y sólo continuaste con lo que estabas haciendo. La
escuchaste suspirar.
—Déjame
ayudarte —se ofreció.
—No,
está bien. Deberías irte ahora o llegarás tarde a la práctica.
Ella
dudó por un instante antes de finalmente responder. —¿Estás
segura de que está bien dejarte sola?
—Sí.
No es una gran tarea. Solo dejaré esto en el balcón para que se
seque —contestaste, aunque sabías que en realidad no se estaba
refiriendo a secar la ropa.
JiMin
no contestó pero continuó mirándote preocupada.
—¡Apúrate!
¡Llegarás tarde! —le dijiste y sonreíste.
—Bien.
Tengo una secadora de cabello en mi armario. Úsalo lo quieres o sólo
espera a que se seque —te dijo.
—Está
bien. Gracias —dijiste, buscando en su armario.
—Por
cierto, casi lo olvido. El doctor Jung me dio esto para ti —dijo y
te tendió una bolsa de papel—. Son tus medicamentos. También,
dijo que alguien del personal de la escuela te traería las comidas
para que no tuvieses que ir a la cafetería. Y también esto. —Te
mostró un papel con algo escrito en él.
—¿Qué
es eso? —preguntaste sin poder comprender lo que decía por la baja
graduación de los anteojos.
—Es
una nota del doctor Jung informando a todos que no te molesten porque
necesitas descansar. Lo pegaré en la puerta —dijo y se dirigió a
la puerta.
—Oh,
gracias.
—Ahí
—murmuró cuando terminó—. Bueno, debo irme. No dudes en
llamarme si sucede algo.
—Entendido.
¡Oh, espera! ¿Hay noticias sobre Kai y ChanYeol?
—Lo
siento. No pude hablar con SuHo porque el doctor Jung me llamó a su
oficina justo después de clases. Pero no te preocupes. Hablaré con
él luego y te diré lo que averigüe —dijo.
—Bien.
Gracias, JiMin.
—No
hay problema. Te veo luego.
—Entendido.
Buena suerte en la práctica —dijiste y ella se fue, trabando la
puerta detrás de ella.
Miraste
las cosas empapadas y tomaste uno de tus cuadernos. Hurgaste las
páginas y viste que un poco de la tinta de tus anotaciones había
comenzado a correrse por el agua. Inmediatamente comenzaste a
secarlo, esperando que aún pudieses salvar tus notas.
—Aigoo.
Espero que siga pudiendo leerse después de que esté seco
—murmuraste para ti, moviendo el secador de cabello entre las
páginas. Tus ojos se extraviaron en tu mochila. Había sido un
regalo de tu mamá cuando comenzaste la secundaria. Era muy costosa,
pero tu mamá aun así la compró porque dijo que quería que te
vieses bien en tu primer día de clases. Aunque era muy vieja, la
amabas porque tu madre había trabajado mucho para comprártela. Pero
justo ahora su superficie escrita con crudas frases y no pudiste
evitar leer algunas aunque intentaste no hacerlo.
¡Muere,
perra!
¡Desperdicio!
¡Bruja!
¡Puta
asquerosa!
¡Vete
al infierno!
Hey,
perra, ¿quieres f*llar?
Había
tantas cosas peores escritas que no te atreviste a terminar de
leerlas.
Apagaste
el secador y lo dejaste en el suelo. Diste un suspiro y miraste el
techo.
¡Beep!
El
sonido de tu teléfono te distrajo. Miraste la pantalla y viste que
era un nuevo mensaje de Lay.
De:
Lay
Enviado:
Mayo 25, 20XX, 5:07 PM
Hola,
JooRi.
Fui
a la clínica después de clases, pero el doctor Jung dijo que ya te
habías ido al dormitorio. ¿Cómo te estás sintiendo?
Miraste
el mensaje por un momento antes de contestar.
Para:
Lay
Estoy
bien, gracias. =)
Te
encontraste a ti misma sonriendo un poco. Alcanzaste a Totoro y lo
colocaste en tus rodillas.
—Al
menos sigue habiendo gente que se preocupa por mí. ¿Verdad, Totoro?
—murmuraste e intentaste reír feliz.
Una
gota mojó el rostro de Totoro, seguida por otra, y entonces te diste
cuenta de que eran lágrimas. Te quitaste los lentes y secaste tus
mejillas de las lágrimas que habías intentado refrenar con mucho
esfuerzo desde el almuerzo, que finalmente hacían su camino, y no
había fin para el interminable goteo que se abría paso en tus ojos.
Tomaste una profunda respiración e intentaste sostenerlas, pero
ellas no querían dejar de caer. Finalmente te rendiste y abrazaste
tus rodillas, acercándolas a tu pecho, enterrando tu rostro en el
suave cuerpo de Totoro.
No,
no estoy bien.
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