DongHae llevó hasta su
casa a la chica. En el trayecto hablaron de un tema irrelevante para él, pero
muy importante para ella: HyukJae. Se notaba a la legua que el chico estaba
molesto por ello, solo contestaba con monosílabos y movimientos de cabeza. Era la
primera vez que ponía tanto esmero en no ser visto, principalmente porque no
quería que su hermano supiese que había estado en el inframundo, como muchos lo
llamaban.
Las calles estaban
tranquilas, no como siempre, pero tampoco tan vacías como para alarmarse.
Supuso que era normal, la contra de su hermano se había ido… entonces lo pensó
mejor. ¿Y si solo cambiaron la casa? Después de todo seguro se habían dado
cuenta de la falta de la agenda y debían recuperarla… ¡HyukJae! ¡Su madre!
Lo más rápido que pudo
comenzó a correr hacia su casa, olvidando que debía guiar a la chica y pasar
por lugares seguros. Corrió hasta que divisó su casa y entró con el dolor en
sus pulmones por sobre esforzarse. Pudo ver como su madre y su invitado estaban
colocando los platos sobre la mesa para cenar.
- Hae, hijo, ¿Por qué
vienes así? – habló su madre realmente preocupada.
- A-agre-guen un
pla-plato más – no podía finalizar una frase coherentemente.
- ¿A quién invitaste?
- ¡Nunna! – gritó
HyukJae corriendo hacia la puerta y pasando por al lado de DongHae. Este solo
sonrió y tiró la mochila sobre el sillón para luego lanzarse él mismo.
Durante la cena, el
único que se mantuvo callado fue DongHae. Estaba pensando. Mucho. Pensaba y
pensaba. Sin querer no podía dejar de lado la posibilidad de que los “padres”
de HyukJae aparecieran cuando él no estuviese, que su madre se enterara de
todo. El chico sabía que no debía mencionar nada, pero la chica. La observó
durante unos segundos. Se notaba que era inteligente y que no metería la pata…
eso esperaba.
La señora de la casa
preparó el sillón del comedor y le ofreció a SoRa su cuarto, excusándose de que
al otro día debía ir a trabajar temprano, y para los demás era sábado, fin de
semana. DongHae sonrió, el día siguiente EunHyuk tenía que ir a limpiar la
escuela, le tocaba a él. Podría “hablar” tranquilamente con esa chica.
El día siguiente fue
solo tranquilo. HyukJae se levantó temprano, y junto a la madre de DongHae se
fueron. Luego de esto, el chico dueño de la casa se levantó de su cama y se
dirigió al cuarto de su madre. Tocó la puerta, y con su mejor rostro de niño
bueno se adentró a la habitación.
- ¿Qué haces aquí? –
preguntó la chica al sentir el peso extra sobre la cama.
- Nunna, tengo miedo –
se excusó abrazándola por la cintura y escondiendo su rostro en el pecho de la
chica.
- ¿Por qué?
- Porque no me gusta
estar solo.
- Está bien – SoRa
correspondió el abrazo, y en el rostro de DongHae una sonrisa de victoria se
formó.
No es necesario decir
lo que le sigue, ¿verdad?
DongHae rozó sus
labios con los de ella y las cosas se dieron.
- No le digas porqué
te encontré a nadie – le había dicho.
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- Entonces, tienes la
edad de HyukJae, ¿no? – ambos estaban en la cocina esperando a que el chico
llegara para comer de limpiar el colegio.
- Sí – respondió sin
sentimientos. Esto a SoRa le dolió un poco, pero conocía, quizás un poco el
mundo en el cual DongHae vivía. No era fácil, y las chicas conocían la forma de
ganar su adicción. El chico era joven, sí, pero era buen vendedor, de eso no
había duda.
- ¿Cuándo llegará? ¿Le
falta mucho?
- No lo creo.
Luego de diez minutos,
EunHyuk llegó para almorzar. El resto del día se la pasaron hablando de
cualquier tema, pero nadie rozaba el tema de los padres de ellos ni del hermano
de DongHae.
Perdón por tardar mil años en actualizar. Voy a intentar hacerlo más seguido. Besos!
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